En el Rayo Vallecano se respira mejor desde la llegada al banquillo de Míchel Sánchez. El club madrileño comenzaba la campaña con el técnico José Ramón Sandoval, que duró trece jornadas hasta que cayó derrotado ante la UCAM Murcia (0-1) dejando al cuadro rayista a un punto de la temida zona de descenso a Segunda División B. Cogió el relevo y las riendas Rubén Baraja para intentar revertir el rumbo, pero tras también trece contiendas, los malos resultados (seis derrotas, cuatro empates, tres victorias) y el peligroso a la par que continuo coqueteo con el abismo motivó su cese a mediados de febrero.

La entidad que dirige Raúl Martín Presa decidió entonces un nuevo cambio de timonel para su encallado navío y, como viene siendo cada vez más habitual en el escenario futbolístico actual, se optó por una persona con pasado en el club y ligado a la institución capaz de transmitir ese sentimiento corporativista y amor por los colores que suele traducirse en buenos resultados. Y así fue. Comenzó con derrota (1-0) ante el Getafe Club de Fútbol y también se quedó sin sumar (1-0) frente al Cádiz Club de Fútbol, pero desde aquel doce de marzo Míchel y su vestuario no recuerdan la sensación de hincar la rodilla. Seis jornadas consecutivas puntuando acumulan los vallecanos (cuatro victorias y dos empates), llegando a El Alcoraz en un gran momento anímico que esperan aumentar otra jornada más.

Delante de ellos estará una Sociedad Deportiva Huesca que no pierde desde el pasado cuatro de febrero, cuando era el Real Zaragoza (2-3) quien se llevaba los tres puntos del feudo oscense en el último partido negativo para los de Juan Antonio Albacete Anquela. Seis victorias y cinco empates después, el conjunto altoragonés se mantiene vivo en la lucha por entrar en la promoción de ascenso a Primera División acumulando una puntuación histórica para sus registros. La entidad azulgrana quiere prorrogar su notable racha para no descolgarse en la tensa pugna que se viene librando desde hace semanas en la cúspide de la clasificación.