En casi todas las disciplinas deportivas el estado anímico tiene mucho que ver y este fin de semana volvió a cumplirse dicha afirmación. Eibar y Barakaldo traían trayectorias completamente opuestas, pues el conjunto local lleva varias semanas sin ideas mientras que los visitantes han mejorado defensiva y ofensivamente para sumar muchos puntos últimamente. Situaciones distintas comparándolas con lo acontecido al principio de temporada.

Pisando un auténtico barrizal, propio del rugby, los jugadores de ambos equipos hicieron algo que no entendemos como fútbol moderno. Durante 90 minutos, 27 bravos gladiadores mantuvieron una encarnizada lucha y realizaron continuas exhibiciones físicas. Otro balompié diferente, vetusto, pero también trepidante e impredecible.

Clasificación apretada

Orbegozo dejó patente su olfato goleador; no desperdició la única ocasión clara que tuvo. Previamente, Arroyo envió fuera un balón franco cuando parecía claro el tanto. Desde entonces, los guipuzcoanos intentaron equilibrar el marcador aunque tenían la pólvora mojada, debido a la constante lluvia caída sobre el coliseo armero según iba oscureciendo paulatinamente.

Ese resultado, unido a los de Bilbao Athletic, Amorebieta y Alavés, complica las aspiraciones azulgranas. No obstante, en Ipurua saben que la dinámica negativa terminará algún día, por lo que mantienen esperanzas. Por contra, el Barakaldo se posiciona arriba y alimenta sus opciones de ascenso.