Enero arrancó de la mejor de las formas para el conjunto de As Burgas. El cuadro dirigido por Luisito se impuso 1-2 en Santiago al Compostela, en un encuentro en el que los rojillos tuvieron que remar para dar la vuelta al marcador y culminaron con remontada en el segundo período. La fortuna, que tantas veces había esquivado las orillas del Miño, parecía sonreír con el inicio del nuevo año, pero la sombra de los impagos y de la deuda histórica comenzaba a pender sobre el Ourense como la espada de Damocles.

El club peleaba por los puestos altos de la tabla y aspiraba a pelear por estar en el playoff de ascenso al final de la campaña. La marcha de Dani Pinillos, que puso rumbo al Córdoba, dejó a los ourensanos sin lateral izquierdo. El entrenador de Teo tuvo que recomponer el once y apostar por jugadores como Campillo, Álex Fernández o Josu se turnaron para ocupar esa plaza, ya que las denuncias ante la AFE de varios ex jugadores, impidieron firmar a un nuevo futbolista.

La plantilla se volcó e hizo piña en torno al cuerpo técnico. Los impagos hacían mella y las nóminas pendientes comenzaban acumularse, pero en el terreno de juego, el conjunto rojillo siguió rindiendo a gran nivel. Las lesiones fueron también haciendo aparición y mermando los resultados, aunque pese a todo, el club se mantenía en la parte alta de la tabla. Las opciones de ascenso, en las que la directiva había puesto grandes esperanzas para el saneamiento de las arcas, comenzaban a desvanecerse por el desgaste del equipo, la corta plantilla y el buen hacer de los rivales directos.

La Copa Federación a las vitrinas

Mientras en la Liga, las aguas estaban tranquilas, los ourensanos acumulaban minutos de juego entre semana con la disputa de la Copa Federación. Un torneo que los rojillos ya habían conquistado ante el Reus en 2008 y que reportaba un premio final de 90.000 euros. Una cuantía que serviría para que los futbolistas cobrasen una prima en tiempos en los que algunos ya pasaban penurias para llegar a fin de mes.

Los pupilos de Luisito, que ya se habían proclamados campeones del sector en Galicia, eliminaron en treintaidosavos al Laredo. Eliminatoria factible ante un rival de la Tercera cántabra y que se saldó con un global de 5-0. El rival en la siguiente ronda sería el conjunto asturiano del Marino de Luanco, una de las revelaciones de la temporada en Segunda B, que cayeron por un 4-0.

En cuartos de final, los ourensanos pusieron rumbo a Sevilla para enfrentarse al Alcalá. Muchos kilómetros en autobús y las bajas, mermaron a los gallegos en el encuentro de ida en tierras hispalenses. Una derrota por 3-1, obligaba a remontar. La afición no faltó a la cita en el choque de vuelta y la eliminatoria se volteó con una goleada por 6-1 sobre el césped de O Couto. El Balmaseda sería la penúltima piedra en el camino para hacerse con el título. La ida en Galicia finalizó con un contundente 3-0, pero tocó sufrir en La Baluga, en donde los muchachos de Luisito cayeron derrotados por un 2-0.

Luisito manteado por sus jugadores, que festejan el título. Foto: Carlos Domarco

La final esperaba a la vuelta de la esquina y enfrente estaba el todopoderoso Guadalajara. El choque de ida en el Pedro Escartín estuvo igualado, pero cayó de parte del cuadro local. Capi adelantaba a los visitantes a la salida de un saque de esquina, pero Pérez y Javi López daban ventaja a los alcarreños de cara a la vuelta. Una vez más, los seguidores y la masa social no fallaron a su cita y animó como nunca en el choque de vuelta. Un doblete de Javi Hernández permitió a Borja Yebra alzar el título al cielo y celebrar la victoria, en un choque que sirvió al plantel para revindicar su delicada situación.

Hacienda bloquea las subvenciones

Si en lo deportivo, la situación estaba encauzada, en lo económico el club seguía hundiéndose poco a poco. El cambio de rectores en la Agencia Tributaria en Galicia obligó a la directiva a renegociar nuevamente los pagos, que ya habían sido aceptados en el pasado curso, para poder recibir un certificado que desbloquease las subvenciones. Cuantía que superaba los 200.000 euros entre los pagos de Diputación, Ayuntamiento y retransmisión de encuentros.

La Agencia Tributaria se mostró reacia, después de comprobar que los ourensanos no habían abonado todo lo pactado en el anterior convenio. Faltaban poco más de 20.000 euros, después de haber hecho un desembolso importante con Hacienda a principios de septiembre. No aceptaron el plan de pagos propuestos y por tanto no emitieron el certificado. Exigían un pago de una cuantía de más del 50%, algo a lo que el club no podía aspirar.

La deuda histórica de 2,5 millones de euros aproximadamente seguía pesando. A día de hoy, todavía se desconoce como un club que en 2006 entró en Ley Concursal, con una quita del 90% y una deuda en torno al millón de euros, viese casi triplicada la misma. El paso de Quino Muñoz por la presidencia del club fue desastroso y llevo al equipo a endeudarse. Parece raro con los gastos de plantilla realizados, pero quizás en un futuro, salga a la luz toda la verdad sobre ese período. Más si cabe, cuando se aumentó el capital en 600.000 euros.

No cabe olvidar tampoco llegados a este punto, la presencia del ex presidente de la Diputación, José Luis Baltar, al que el Ourense le sirvió de conejillo de indias. Repartió acciones entre miembros del partido y gente que le debía favores. Su frase: “hay que dejarlo morir”, todavía perdura en las cabezas del ourensanismo. Sin duda, el apodado por si mismo como “Cacique Bueno”, tenía interés en ver desaparecer el club en un momento en el que vivía una imputación por los famosos “enchufes”.

Descenso por impagos y desaparición

La llegada del mes de junio trajo consigo una triste realidad. Los gallegos descendieron a Tercera División el 30 de junio, tras no abonar a la plantilla y cuerpo técnico, los más de 165.000 euros que les adeudaban. 5 meses sin cobrar, que llevaron a los futbolistas a presentar denuncias ante la AFE. La Real Federación Española de Fútbol confirmó la pérdida de categoría y el futuro se volvió más negro.

Días después, se confirmaría la defunción del equipo. La afición y los ex jugadores se manifestaron, pidiendo la ayuda de los políticos, que dieron buenas palabras, pero ninguna ayuda al club. Nació la Plataforma SOSCDOurense, que intentó localizar las acciones, para hacerse cargo del club y competir. La Asamblea de Socios también dio la espalda, después de que los accionistas mayoritarios declinasen hacer acto de presencia. Alguna de las acciones seguirá seguramente en desvanes repartidos por la provincia, sin que sus propietarios sepan que están ahí. La herencia Baltar.

Los aficionados toman el testigo y nace la UD Ourense

Pero si de algo puede presumir la ciudad de As Burgas, es de sus gentes. La afición se movilizó a contrarreloj y vista la situación del club, que iba a ser liquidado en los juzgados, decidió fundar un nuevo equipo. Cambiaron de escudo, de nombres, de campo, de equipación, pero siguieron manteniendo a los fieles y recuperaron para la causa a viejas glorias del club como Adolfo, Ramón Dacosta, Xurxo, Santi, Víctor Arias, el doctor Cabaleiro o el técnico, Antonio Dacosta.

Foto de familia de la UD Ourense sobre el césped de O Couto, con viejas glorias entre sus integrantes. Foto: Carlos Domarco

Las trabas y zancadillas en el camino fueron muchas. La primera llegó desde otro equipo de la ciudad, el Ponte Ourense. Los pontinos, que desde hacía años aspiraban a ocupar la plaza de los rojillos, cambiaron su nombre a Ourense CF y pidieron jugar en O Couto. El templo del ourensanismo estaba en disputa, pero la Xunta de Galicia, no accedió a dejar jugar a ninguno de los dos conjuntos en los primeros compases de la temporada.

La Unión se inscribió en Tercera Autonómica, la última categoría del fútbol español y salió a competir. Las victorias fueron sucediéndose hasta un total de 13 encuentros ligueros, que se saldaron con pleno, 76 goles a favor y 5 en contra, además de las dos victorias en la Copa Diputación. Números de ensueño para un club de reciente creación y que finaliza el año con los mejores números del panorama nacional.

Su masa social es, sin duda, la envidia de muchos. Más de 1.400 fieles entre socios y abonados y una fiesta total el pasado 21 de diciembre, cuando el club volvió a su casa. En el primer partido en O Couto, se superaron los 1.500 aficionados en las gradas y el conjunto capitalino se impuso al Palmés, por un contundente 7-1. Una fiesta total, que deparó todavía una victoria más el pasado fin de semana en Loñoá, en la Copa por 0-1.

2014 ha sido por tanto un año de tristezas y llantos por la desaparición del histórico CD Ourense, pero nos ha dejado grandes momentos en forma de títulos, lucha, entrega, sacrificio. El nacimiento de la Unión Deportiva Ourense es la victoria de la afición por encima de políticos, instituciones y anteriores directivas. El ourensanismo ha renacido de sus cenizas y apunta desde ya a cotas más altas. El paso del tiempo confirmará este hecho, hasta entonces, solo queda esperar y seguir las andanzas de este club humilde y popular.