Una agradable tarde en Santander no significa un buen día en El Sardinero. Pese a la buena temperatura, el feudo santanderino fue testigo de una 'batalla en el barro'. El Racing se las prometía felices ante el Tudelano pero los de Sergio Amatriaín enseguida iban a enseñar los dientes. "Vamos a ver un equipo serio, complicado, complejo", eran los términos que usaba Viadero para definir a su rival. Y muy pronto se pudo ver por qué solo habían perdido un partido de liga.

Eso sí, para el invicto Racing parecía un partido más. Un equipo serio, sí, pero, ¿quién iba a poder con la moral de un Racing crecido tras pasar en Copa del Rey? Y encima, el equipo contrario llegaba tras caer ante un Tercera en la tanda de penaltis... Una buena ocasión pensarían. Pero como decíamos anteriormente, muy pronto los de Tudela mostraron esa solidez y esa claridad en el juego que puso contra las cuerdas al Racing.

No era el día

No tuvieron su mejor día los de Viadero, tanto por errores propios como por acierto del rival. No era el día. El pase que siempre llega, no llegaba; el desborde por banda que siempre sale, no salía; ni el uno contra uno, ni los despejes claros… y unos nervios defensivos que empezaban a transmitir que, si Samuel Llorca falla, estaba claro que no era el día. Ante la falta de lucidez, toca enfundarse el mono de trabajo.

El Tudelano apretó al Racing en su propio campo | Fuente: Real Racing Club.
El Tudelano apretó al Racing en su propio campo | Fuente: Real Racing Club.

La presión del Tudelano fue intensa y efectiva

El Tudelano fue el que mejores cimientos le puso al partido. Sabían a quién apretar. No dejaron jugar a Álvaro Peña, como arquitecto de la obra verdiblanca; y tampoco dejaron de encimar a Dani Aquino, el decorador, el paisajista, el rematador. Sin ellos, el Racing perdía creación, inteligencia, calidad y gol. Primer paso hecho. El segundo era impedir que la velocidad por fuera de los racinguistas fuese un problema. Óscar sigue sin estar a su mejor nivel mientras que Héber vivió una primera parte infernal, debido a la agresividad del lateral rival, Delgado.

En la parte de atrás, la presión del Tudelano también inquietó a los centrales. Llorca y Mikel Santamaría se mostraron más fallones de lo normal, más nerviosos, con menos clarividencia al corte. Por el contrario, fueron los ‘peones’ de la obra los que sacaron adelante al Racing. Lo hicieron los laterales -Bontempo y Córcoles-, con pelea, brega y sacrificio y también lo hizo Sergio Ruiz, que cuajó un partido asombroso, haciendo olvidar al lesionado Granero. Tampoco estuvo mal César Díaz, que mejoró en banda, dejándose caer constantemente hacia los flancos y creando el poco peligro que hizo el Racing en el primer acto.

Movimientos claros, precisos y rápidos en ataque

Pero en ataque, el Tudelano también tuvo sus opciones. Dominó al conjunto cántabro gracias a un fútbol ‘directo’ y muy claro. Constantes cambios de banda, desde un costado de la defensa, hacia un costado del ataque. Diagonales, potentes apariciones por el centro, buena presencia por banda… todo en tres o cuatro toques para llegar al área de Iván Crespo e inquietar al portero cántabro. Además, el cántabro Chema Mato cuajó un gran partido y acabó yéndose ovacionado de El Sardinero.

Dedicatoria especial: Aquino le dedicó el gol a Granero | Fuente: Real Racing Club.
Dedicatoria especial: Aquino le dedicó el gol a Granero | Fuente: Real Racing Club.

El Racing buscó el éxito ofensivo por las bandas: dos contra uno, caídas de los delanteros y subidas de los laterales

Las soluciones que buscó el Racing al buenhacer táctico del rival fueron claras, aunque no del todo exitosas. Buscaron el dos contra uno en banda, con caídas constantes de Aquino y César para apoyar a Héber y Óscar. Eso sí, el repliegue y el sistema de ayudas de los navarros impidió el éxito verdiblanco. La segunda opción eran las subidas de los laterales: de principio a fin, lo intentaron Bontempo y Córcoles, logrando éxito sobre todo al final del partido, ya en inferioridad en el marcador. Por último, el Racing tuvo que recurrir a disparos lejanos, sin éxito. Lo probaron Sergio Ruiz, Mikel, Peña, Aquino, Bontempo… pero no encontraron portería.

Varapalo y a trabajar

Y nada más comenzar la segunda mitad… varapalo. Golazo para el recuerdo de Meseguer que enmudeció a El Sardinero. Un clima que no era nuevo, un ecosistema que el Racing ya había manejado dos semanas atrás ante el Valladolid B. Ante la falta de lucidez propia y la solidez del rival, tocaba ponerse el mono de trabajo. Trabajar con cabeza, con insistencia y, a última hora, con corazón. La entrada de Coulibaly aportó dinamismo al ataque verdiblanco, no solo por su velocidad sino también por el cambio de César Díaz a la banda. El delantero manchego fue insistente por banda, se asoció bien con Couly y Córcoles e insistió con constantes centros al área. También mejoró Héber por el costado zurdo, haciendo sufrir a su marcador y ayudado por las subidas de Leonel. Por el centro no se podía elaborar, así que tocaba maza y cíncel por los flancos.

Más que una banda de música, el Racing tuvo que convertirse en un equipo de obreros

Lo tenía claro el Racing. Iniciaba el juego y tanto Samuel como Mikel enseguida buscaban las bandas. Trabajo, trabajo, trabajo… y un poquito de corazón. El cincel iba recibiendo mazazos pero no lograba perforar el muro tudelano. El Racing creó ocasiones, quizá no tan claras como otros días, pero fue un constante martillo pilón sobre la zaga visitante. Además, espoleado por una afición que respondió en el peor momento de los suyos. El ‘trabajador número 12'.

Aquino, "esta vez no"

Viadero optó por la defensa de tres –con Córcoles, Samuel y Mikel atrás- y triple delantera con Aquino, Caye y Coulibaly. Seguía insistiendo el Racing por los costados. El Tudelano se echó atrás y fue su perdición. Empezó a coger Peña la batuta, a mover el partido a su aire. Córner, falta, saque de banda… pero todo en los tres cuartos de campo visitantes. En el enésimo centro desde la banda, Caye Quintana logró conectar un remate en boca de gol que Delgado sacó con la mano. Penalti y expulsión. Quizá no pensó demasiado el lateral navarro: no evitó el gol –Aquino transformó la pena máxima- y dejó a su equipo con diez, a merced de un rival volcado y de una olla a presión.

Penalti y expulsión claro por mano de Delgado | Fuente: Real Racing Club.
Penalti y expulsión claro por mano de Delgado | Fuente: Real Racing Club.

Séptimo gol en liga del ‘Toruco’ Aquino, pichichi del Grupo 1

No falló Aquino, como decimos. No cayó en la provocación de Pagola, que le recordó lo sucedido el miércoles en Copa. “¿Otra vez a lo panenka?, pareció decirle el portero. Sonrió Aquino y dijo rotundo: “No, hoy no”. Y así fue. Pagola fue a un lado, el balón fue al otro. Brazos arriba, agitando, motivando a los aficionados que enloquecían con el empate y pedían más. Quedaban unos diez minutos, contando el añadido. La labor no sería fácil. Tocaba seguir golpeando el cincel, trabajo, trabajo, trabajo y mucho corazón.

Por corazón, por la afición

Siguió el Racing por banda, sobre todo por la de César Díaz, que se mostró insistente. Llorca acabó de delantero y el Racing buscó los tres puntos hasta el límite de incluso merecerlos, tras un partido desafortunado y flojo de los racinguistas. De nuevo en el enésimo centro al área, el balón se paseó llegando hacia el costado de Héber, que volvió a poner el ‘enésimo +1’ para que César Díaz tocara hacia el área pequeña donde aparecía Caye Quintana para hacer, a placer, el gol de la victoria.

Felicidad en los jugadores tras la remontada | Fuente: Real Racing Club.
Felicidad en los jugadores tras la remontada | Fuente: Real Racing Club.

El Racing sigue líder, con dos puntos de ventaja sobre la Cultural y diez sobre el quinto clasificado

Locura total en El Sardinero. Temblaron los cimientos de El Sardinero, el cincel logró derruir el muro tudelano. A falta de calidad y talento el domingo, el Racing tiró de trabajo, de insistencia y de corazón. El corazón de los jugadores, del cuerpo técnico y de las 7000 almas que se dejaron la voz en un feudo que continua inexpugnable. “No ha sido un buen día del Racing”, en efecto, tal y como reconocía Viadero. Pero ganar así, con más corazón que fútbol, muchas veces no es malo; es más, suele venir hasta bien. La pugna, la brega, la lucha… servirá para seguir uniendo a equipo y afición en un tándem que apunta al éxito. Próxima parada: Ponferrada.