Allá por el mes de agosto, la mansión verdiblanca finalizó su construcción. El arquitecto y principal dirigente de la obra, Ángel Viadero, culminó un proyecto ambicioso y que permitía ver una casa idílica: unos cimientos bien asentados, unas paredes sólidas, unas ventanas bien selladas y un tejado perfectamente encajado. Además, un interior diseñado al detalle, ultramoderno, preciosista. Todo ello utilizando las mejores calidades del mercado de la construcción. 

Todo comenzó con las lesiones de Castañeda -de larga duración- y Córcoles

La vivienda se inauguró por todo lo alto, triunfó el 'arquitecto' cántabro en la que debía y debe ser su obra cúlmen en su carrera. La ilusión despertada por esa mansión en la capital montañesa recordaba a idílicos tiempos antiguos y, además, con un gran aporte del producto de casa. Ilusión era la palabra, como ya he mencionado anteriormente. Esa ilusión que transmitía un Racing invencible, invicto, líder también y temido en cualquier lugar del norte español se vio dañada a primeros de octubre.

                             Primeros onces del Racing en la 16/17

Agrietamientos y terremoto

Un terremoto sacudió la zona de la mansión verdiblanca. Ya había habido síntomas de agrietamiento -las lesiones de Julen Castañeda y Córcoles se produjeron a mediados de septiembre- pero Viadero supo tapar las grietas, primero usando a canteranos fuera de posición, como fue el caso de Gándara o Camus, y después con el fichaje de Leo Bontempo que se convirtió en titular indiscutible mientras su credibilidad defensiva se lo permitió.

Pero el grave terremoto llegó el 3 de octubre. El primer daño, quizá el más grave, fue el agrietamiento de los cimientos. Unos cimientos que soportaba el capitán del equipo, la garra, el corazón, el espíritu. El único superviviente de aquel Racing rebelde, luchador y soñador que consiguió el último ascenso. Y en lo deportivo, pieza vital para sostener el equipo y para aportar presencia, implicación defensiva y ofensiva... un todoterreno. Un cimiento que se agrietó para toda la temporada.

Sergio Ruiz fue el primer canterano que jugó como titular habitual

Se apresuró el arquitecto Viadero a tapar ese problema. Encontró una buena solución, en casa. Sergio Ruiz. El primer chaval, al verde, como titular incondicional. Bien es cierto que el canterano verdiblanco no tenía las mismas cualidades que Granero pero con un ligero cambio de estilo de Peña y con un aprendizaje del chaval, el Racing siguió mostrando un buen nivel. De hecho, todavía ganó tres partidos antes de que llegase el desmoronamiento.

                      Bontempo al lateral y Sergio Ruiz suple a Granero

Nuevos e importantes agrietamientos

Pero la mansión estaba dañada y ello se pudo ver en el partido ante la Ponferradina. Primera derrota del año. El Racing cuajó el peor partido del año y cayó ante un rival directo. Primer revés -en cuanto a resultados- del año. Sería el inicio de la gran destrucción que sufriría la mansión perfectamente diseñada por Ángel Viadero. Tras empate ante la Cultural, en un partido lleno de sensaciones positivas, la devastación seguía. Nuevos problemas en los cimientos, con la lesión de Samuel Llorca -otro de los principales soportes del equipo. Para suplir a un futbolista fundamental como Llorca, Viadero volvió a buscar la solución en casa: de nuevo Gándara fue el 'tapagrietas' particular. 

Gándara y Camus fueron piezas usadas por Viadero para tapar huecos en defensa

Le costó defensivamente al Racing en aquellos tres partidos sin su gran central. De hecho, se dejó cinco puntos ante rivales de la zona media-baja de la tabla. Pero solo fueron tres partidos, mal menor y opciones de brillo para los canteranos que seguían entrando en el equipo: Javi Cobo, Laro Setién, Alberto Gómez... entraban a escena para intentar paliar las dificultades y el lento desmoronamiento de la mansión.

Las paredes se desmoronan

También a finales de octubre se producían dos nuevos problemas, en este caso en las paredes de la vivienda: César Díaz y Coulibaly se lesionaban y dejaban a Óscar Fernández como único extremo diestro del primer equipo. Dependiendo solamente de una pieza que había dejado dudas de su calidad en esta 2016/2017. Solo serían dos-tres partidos pero era un nuevo contratiempo a añadir. Viadero seguía comiéndose la cabeza, buscando soluciones y rezando para que no se produjeran más daños en la vivienda.

                   Sin Couly ni César, Caye y Óscar cogieron importancia

Los extremos, fuente principal de peligro racinguista, han sufrido varias e importantes lesiones

Ya con el problema de César y Coulibaly lesionado, llegó otro daño en la pared con la lesión en el hombro de Óscar Fernández -unos tres meses fuera-. Ni tan mal, ya con los otros dos recuperados, parecía que el mal sería 'menor', aunque se perdiera a un importante activo del equipo y a una pieza preciosa de la que se esperaba mucho en la mansión. Además, en este tiempo, también llegarían los cambios de sistema de Viadero. El arquitecto decidió hacer algunas obras y reformas en lugares dañados, con el fin de evitar la demolición de la casa.

Reformas y últimos daños

Lo hizo variando de 4-4-2 a 4-3-3. Las cosas arriba no funcionaban, Caye Quintana no aportaba demasiado como titular y el Racing había ido perdiendo el centro del campo a medida que los equipos estudiaban y anulaban a Peña, pieza fundamental en la escuadra verdiblanca. Fuera Caye Quintana y dentro Alberto para formar un trivote en la medular. Arriba, bandas más ofensivas con Héber y Coulibaly. Dio resultado en Boiro, aunque no demasiado ante la Arandina. Aquino en punta estaba muy solo, sin compañeros, muy marcado, sin espacios.

César Díaz, el último lesionado de gravedad

Y llegó el mazazo definitivo. Desmoronamiento de una de las paredes del equipo. César Díaz se rompía el cruzado y decía adiós a la temporada. Pieza básica para Viadero hasta su primera lesión, el arquitecto verdiblanco aún no ha encontrado una solución sólida. Sin Óscar, sin César, con un Coulibaly intermitente... han sido varias las opciones por las que ha optado el técnico. Aquino en banda con Caye en punta, repetir a Coulibaly por ese costado, tirar de cantera con Laro y Somavilla... Ahí sigue, buscando una solución constante.

                    Trivote en el centro del campo y tridente en punta

Para rematar, a finales de noviembre llegaba la lesión -aunque no demasiado grave- de Sergio Ruiz. Viadero optó por Javi Cobo para tapar esta grieta y, de momento, está dando muy buenos resultados como se pudo ver en el partido de Copa ante el Athletic. Además, el sistema ha vuelto a variar, ahora hacia el 4-5-1 o el 4-4-1-1, con el fin de acompañar a Dani Aquino en punta. Álvaro Peña ha pasado del doble pivote a jugar como media punta. Viadero quiere juntar a los dos hombres de mayor calidad del equipo y confía en la cantera para equilibrar el equipo -ahora Alberto y Cobo, además de Sergio Ruiz cuando esté recuperado-.

Y así, con estos cambios ha ido paliando la destrucción Viadero tras el terremoto que sacudió a la mansión allá por el mes de octubre. Aunque con diferente sensación que por aquel entonces, aunque con menor dominio, con menor claridad... ahí sigue el Racing, acercándose a una Cultural sin grietas a base de garra, entrega y calidad individual. Y además, con opciones de pasar a unos ilusionantes octavos de Copa del Rey. La mansión verdiblanca sigue levantada a orillas de El Sardinero.

Bontempo parece no convencer a Viadero y Peña adelanta su posición