Por necesidad o capricho, por refrescar o reforzar al equipo, los teléfonos de las oficinas del CD Boiro no pararon hasta que el reloj marcó las 00:00 horas del 1 de febrero, hace justo una semana, momento en el que se cerraba el mercado invernal. Pero nadie entró ni salió en la escuadra barbanzana. Negativas de entrenadores, falta de recambios, jugadores que superaban la edad específica y los problemas económicos que atraviesa el club y que llevaron al presidente David Places a dar la cara el pasado domingo, fueron las principales causas que evitaron las altas y las bajas. Ahora salen a la luz una serie de nombres que pudieron vestir la elástica blanca o jugadores que pudieron coger las maletas para irse lejos de Barraña.

La puerta de entrada

Durante esta ventana de fichajes el Boiro se propuso reforzar su ataque, una posición que necesitaba un giro de tuerca vistas las dificultades que tiene el equipo parar abrir la lata y marcar goles, aunque eso no vaya ligado con no tener ocasiones ya que el conjunto de Fredi Álvarez con su estilo de futbol ofensivo siempre acecha la portería contraria. La idea era que llegase un nueve de un perfil determinado y que jugara en Tercera División para poder seducirle con un proyecto apetecible en la Segunda División B. De llegar ese ansiado delantero, Rubén Rivera haría las maletas en busca de la estabilidad que solicitaba y que aún no había conseguido pero que el Bergantiños le aseguraba.

La salida de Rubén Rivera dependía de la llegada de un nueve

Y el elegido era Roberto Puente, delantero del Atlético Astorga de 29 años y uno de los jugadores de moda de la Tercera División. El nueve leonés, conductor de autobús de profesión, acumula ya 24 dianas en solo 20 partidos, con cinco dobletes y dos hat tricks. Unas cifras bárbaras de las pretendía aprovecharse el conjunto gallego, pero parece ser que las dificultades económicas que atraviesa el club blanco impidieron el fichaje. El conjunto maragato solo se plantearía desprenderse de su estrella si llegaba a cambio una suculenta oferta económica, pero en el Boiro solo se planteaban fichajes a coste cero.

Ante la incapacidad de hacerse con Roberto Puente, se activó el plan B. Uxio, delantero centro del Cerceda, también de Tercera División y que suma 14 goles esta campaña. El impedimento en este caso fue la negativa del técnico Ángel Cuellar de dejar ir al lucense, por lo que la operación no se pudo llevar a cabo. Otra posible incorporación fue la de Fabinho, centrocampista portugués que estuvo a prueba en Vista Alegre desde primeros de enero pero que no terminó de convencer al cuerpo técnico.

La puerta de salida

Si alguien buscaba a última hora un timonel, un interior de garantías, un nueve aguerrido o un lateral prometedor solo tenía que echar un ojo a la plantilla del Boiro. En el apartado de salidas no solo Rubén Rivera pudo jugar sus últimos minutos como jugador blanco ante el CD Tudelano. Borja Yebra, el director de la orquesta boirense, era uno de los candidatos a salir por el gran número de ofertas, pero su importancia en el equipo fue el gran impedimento de su marcha. Cano, otro que estuvo en el disparadero, contaba con una oferta en firme del Cerceda, pero las negociaciones no llegaron a buen puerto porque al Boiro no le interesaba despedirse del interior.

Axel, Cano o Yebra pudieron dejar el equipo 

Pero el gran nombre del último día fue el Axel. El lateral diestro estuvo a punto de salir rumbo al Racing de Ferrol. El cántabro, de 23 años, es la gran sensación de la temporada en el equipo de la ría por el rendimiento que está dando desde su llegada y que le abrió las puertas de la titularidad desde hace varias jornadas. Por su juventud y sus características es un jugador que engrosará la lista de muchos clubes de nivel el próximo verano. Su agente ofreció un recambio al Boiro por si finalmente el jugador montañés abandonaba la disciplina blanca para enrolare en el equipo de la ciudad departamental, pero el jugador ofrecido no podía ocupar la ficha sub 23 que dejaba Axel, por lo que la falta de recambio frenó su baja.

Todo lo que pudo ser y no fue. Con la llegada del nuevo año los hinchas caen en una suerte de embrujo que les permite soñar despiertos con toda la rumorología que rodea a los posibles fichajes y construyen un equipo campeón con los nombres que salen en las quinielas de los más deseados. Al final, como en el cuento de la Cenicienta, el reloj da las doce y el hechizo se deshace y los esplendidos carruajes vuelven a ser calabazas. Las alineaciones que se dibujaron en la mente de muchos aficionados se evaporan dando paso a la realidad. Los equipos son como eran el día 1 de enero y toca salir a la arena con los mismos guerreros del primer día.  El objetivo sigue siendo el mismo de agosto con las mismas caras. En junio, con la temporada concluida, sabremos quién se queda, quien se va y quien vendrá, en Segunda B o en Tercera. Pero eso ya es problema del futuro CD Boiro.