El triunfo del CD Boiro ante la Cultural y Deportiva Leonesa sorprendió a propios y extraños. Ni los hinchas más optimistas del conjunto barbanzano podrían imaginar un comienzo mejor ante el ‘gallito’ de la Segunda División B. Tres puntos en el zurrón con el que no contaban los de las Crusadas Boirenses. Visto con perspectiva, la victoria de los de Fredi Álvarez no sorprende tanto. Hay toda una serie de factores que beneficiaron a los boirenses para lograr la gesta. Entre ellos, la dificultad de los equipos grandes de desplegar su potencial en estadios modestos como Barraña, Les Caleyes o Merkatondoa, donde el empuje del público y las dimensiones de la cancha son siempre un plus para los locales. Pero hay otra serie de condicionantes sobre los que sería interesante meter el bisturí para analizar a fondo la campanada que dieron los gallegos ante la Cultu.

Las cinco claves del Boiro:

- Presión alta: solo hace falta ver el gol de Pedro Beda para darse cuenta de que marcar en el primer minuto de partido fue algo más que una casualidad. La presión sobre la salida del balón del rival es algo que se lleva viendo toda la temporada en Barraña. En la primera jugada del partido intervienen hasta tres jugadores en la pugna por robar el esférico. Finalmente es Juampa, incombustible durante todo el encuentro, el que se hace con el cuero, para entregárselo a Romay y que el diez se lo ceda a Pedro Beda que transforma el pase en una asistencia de gol. Esa presión ha dado más alegrías a lo largo de la temporada, como en el empate ante el Racing de Ferrol. En esa ocasión, Romay abrió el marcador después de robarle la cartera al central ferrolano tras un saque de puerta en corto. En esa presión es importantísima la implicación de todos los jugadores de la plantilla, algo que supone un desgaste físico importantísimo pero que en el apartado ofensivo supone más alegrías que penas.

- El juego por las bandas: a falta de Marcos Álvarez, buena fue la dupla Romay-Juampa por los costados. A pesar de que el juego de Romay se ve perjudicado una vez que el diez abandona la posición por detrás del delantero centro, el de Malpica se adapta bien a ese puesto. En el juego por los flancos cobran una importancia capital los dos laterales titulares del equipo: Axel y Jimmy. Tanto el cántabro como el gallego son dos jugadores muy similares en capacidades y características: rápidos, de largo recorrido y con profundidad, verticales y sacrificados en defensa. La capacidad de los laterales para doblar a los interiores consigue que la proyección ofensiva sea siempre un peligro constante, sobre todo en las jugadas de contragolpe o a la hora de sorprender al equipo rival con transiciones rápidas.

Borja Yebra: es la prolongación del técnico sobre el terreno de juego. El chantadino aúna veteranía y clase a partes iguales. Es el hombre al mando, el piloto del equipo y el dueño del reloj. Si al equipo le interesa una pausa, es el que se encarga de ralentizar el juego; si por el contrario necesita jugadas agiles para aprovechar cada segundo, es el que se encarga de nutrir de balones a los atacantes. Sus llegadas desde segunda línea son otro peligro a tener en cuenta para los rivales. Por sus botines pasan todos los balones y él se encarga de dirigir la orquesta blanca desde la salida del esferico en su propia área hasta las inmediaciones de la meta contraria.  Con el marcador en contra o en momentos de apuro por las ofensivas enemigas, también se encarga de infiltrarse entre los centrales como líbero.

- Estilo propio: En el ADN de este Boiro está instalado el gen conocido como ‘fútbol total’. Fredi Álvarez pide a sus jugadores que mimen el esférico y se hagan los protagonistas del encuentro por medio de la posesión del balón. Solo hay una pelota sobre el tapete, y el Boiro siempre la monopoliza. Además, el juego de pies de su arquero y de sus defensas es muy importante a la hora de iniciar las jugadas. Jugadores de toque como Pillado, Gonzalo o Borja Yebra son los timoneles del equipo barbanzano, encargados de redirigir las jugadas según convenga al equipo. El gran fuerte del equipo son sus jugadores de ataque, que se ven beneficiados del sistema de futbol ofensivo del equipo y produce que siempre generen peligro sus llegadas, aunque tengan problemas a la hora de traducir esas ocasiones en goles.

A lo largo de la temporada varios entrenadores han elogiado el estilo de los de Fredi Álvarez. Iñigo Valencia dijo hace unas semanas en la sala de prensa de Barraña que los boirenses tenían “muy buenos jugadores en tres cuartos de campo que hacen mucho daño”. Esta misma semana Rubén de la Barrera destacó la “propuesta atractiva” del equipo gallego, algo que ya había hecho en la primera vuelta cuando su equipo derrotó a los barbanzanos por 2-0 en El Reino de León. Miguel Ángel Tena, Rubén Albés o Mateo García también valoraron positivamente el juego del equipo blanco, destacando sobretodo el estilo ofensivo del equipo y las ganas de ser protagonistas con el balón independientemente del rival al que se enfrenten. Todos esos halagos al sistema del técnico moañes han servido para dejar su impronta en esta campaña mágica del Boiro y que su nombre sea conocido en todos los estadios del Grupo I.

- Pato y sus escuderos: otra fortaleza del equipo es la dificultad que tienen los rivales para meterle mano. Solo Celta B y Pontevedra CF han conseguido meterle más de dos goles en toda la temporada y de sus doce derrotas cinco han sido por la mínima y las otras cinco el equipo cayó por un parcial de 2-0. Mateo Garcías, Crespo y Catú han estado jugando a un nivel altísimo toda la temporada defendiendo la meta del Pato Guillén. El cancerbero charrúa ha conseguido mantenerse imbatido en seis encuentros en esta campaña de los veintidós que ha disputado. Los tres centrales que acumulan más minutos se compenetran muy bien entre ellos en las distintas configuraciones de la defensa que ha tenido que utilizar Fredi a lo largo de toda la temporada. La fortaleza de Mateo Garcías, la inteligencia de Catú y la templanza de Crespo son un seguro de vida para los riesgos ofensivos que corre el equipo a lo largo de los partidos.

Estas buenas sensaciones que ha dejado el equipo es necesario que perduren en los próximos partidos para poder afianzarse en una posición más cómoda en la tabla. Con 27 puntos y en la decimosexta posición, ahora mismo el equipo suma siete puntos más de los que había cumulado en la primera vuelta del campeonato a estas mismas alturas, pero esas cifras a pesar de ser prometedoras no le vale por el momento para alejarse de forma significativa de los puestos de descenso directo.  El siguiente escollo en el camino es Somozas, el colista de la tabla al que ay derrotó en Barraña por 2-1 pero que en los últimos partidos ha logrado reengancharse a la liga gracias a sus actuaciones en casa. El Boiro está en el carril correcto para llegar al objetivo, pero no debe salirse de nuevo del sendero si no quiere complicarse la vida con las piedras del camino. Mejor que sean los blancos los que sigan dando pedradas.