El CD Boiro está de celebración. No solo por la dinámica ganadora en la que ha entrado el equipo de Fredi Álvarez después de hacerse con siete de los últimos nueve puntos puestos en juego, sino porque su estadio ha sufrido un lavado de cara y se ha modernizado para la última etapa del campeonato. El fortín boirense, en donde los blancos han conseguido cinco victorias en los trece partidos jugados en casa, se ha convertido en un campo difícil para que los equipos que visiten la Ría de Arousa se marchen con premio de la costa gallega, pero ahora será un poco más acogedor tanto para los forasteros como para el conjunto barbanzano.

Un pasito más hacia la modernidad

Barraña es un campo con unas dimensiones modestas y con capacidad para unas mil quinientas personas. Pero el feudo blanco necesitaba un cambio en esta aventura en Segunda División B. Ante el Coruxo el club estrenó nuevos vestuarios, que ya no están junto al acceso principal como los antiguos, algo que dificultaba la entrada y salida de los espectadores. Las nuevas instalaciones solucionan ese problema y proporcionan más espacio a ambos equipos y más comodidades, como una pequeña bañera de hielo en el vestuario local y un más moderno vestuario para el trio arbitral. A la entrada de los nuevos vestuarios se han instalado también unos paneles en los que se muestra la historia del club. En las imágenes los hinchas pueden hacer un repaso a la trayectoria del equipo boirense desde sus inicios en el fútbol amateur hasta los últimos años en los que el club barbanzano ha logrado sus mayores hitos, como el triunfo en la Copa Diputación o el ascenso a la división de bronce del fútbol español.

Pero estas reformas solo son un pequeño paso en el largo recorrido de reformas que le quedan al estadio. Este mismo año se ha estrenado también una nueva grada cubierta para aumentar la capacidad del campo, pero los problemas del estadio son otros. La grada principal no dispone de cabinas de prensa suficientes como para acoger la demanda de acreditaciones de los medios que quieren cubrir al equipo blanco, además de que las columnas del graderío impiden la visión completa del campo y obliga a las televisiones a situar las cámaras encima de unos andamios que se disponen fuera del recinto. Por otro lado, la cancha está junto a un pinar y en más de una ocasión los balones salen por encima del muro y se pierden entre la maleza. Pero sin duda el mayor problema es el mal estado del terreno de juego, que dificulta mucho la correcta circulación del balón y perjudica el estilo de futbol de toque del equipo de Fredi.

Por cosas del calendario, el próximo partido del CD Boiro será contra el CD Izarra y otra vez en Barraña. Otro encuentro clave para lograr la permanencia en este carrusel de ‘finales’ en el que está inmerso la escuadra barbanzana. Ahora que está engalanado, mantenerse fuerte en la fortaleza boirense va a ser una de las bazas con las que cuente el cuadro gallego de aquí a final de temporada para aguantar el año que viene en el Grupo I. Y puestos a tener que jugarse la vida en las próximas jornadas, por lo menos jugársela en un sitio bonito.