Ha pasado un mes desde que el CD Boiro logró la permanencia en Segunda B. Superada la euforia  que se desató con el objetivo cumplido, sobre los aficionados de Barraña se ha instalado un clima de malestar y decepción al ver que todo por lo que han luchado esta temporada se ha encallado en pocas semanas. El gran proyecto de David Places parece haber llegado a su fin tras su renuncia a la presidencia y la convocatoria de una asamblea que se celebrará el próximo viernes 16 de junio y en donde se podrán en marcha los mecanismos para que se produzcan unas elecciones anticipadas, supone echar el freno a la ilusión que ha ido creciendo en el municipio en torno a su club en los últimos años, a la espera de saber que va a pasar en los días venideros.

Lo de la ilusión

La convocatoria de elecciones anticipadas por parte de David Places, hasta ahora dirigente de la entidad blanca, ha paralizado todas las gestiones para planificar la nueva temporada. Sin presidente, ni directiva, ni cuerpo técnico, el trabajo se amontona en las oficinas de mientras no se produzcan cambios. Entretanto, el resto de equipos que tienen asegurada su presencia el año que viene en el Grupo I ya han dado los primeros pasos para reforzar su plantilla o dar inicio a un nuevo proyecto para la temporada que viene. Sin embargo, además de la asamblea, en el club barbanzano aún están pendientes de abonar las mensualidades que se le deben a los jugadores,  unos pagos que dependen del dinero procedente de patrocinadores y subvenciones y que deberían dar por cerrado el asunto de los impagos en cuestión de días.

Desde el club no se ha informado de la marcha oficial de jugadores como Marcos Álvarez a otros equipos

El resultado de las elecciones, motivadas por el distanciamiento entre el club y el Ayuntamiento de Boiro, marcarán el rumbo de lo que será la próxima temporada, y la primera decisión que debe tomar la futura directiva es la de contratar un entrenador que vaya acorde a la idea de futbol que ha practicado el Boiro en su primera experiencia en el futbol de bronce. Después de eso, debe  ponerse en marcha la campaña de abonados y la contratación o renovación de futbolistas que estén a la altura del reto que proponga el nuevo proyecto. Aunque cada vez queda menos tiempo para empezar la pretemporada y el resto de clubes ya mueven ficha para armarse de cara al próximo curso, el hecho de jugar en Segunda B supone un reto apetecible para muchos jugadores de calidad que pueblan los campos de Tercera División o se ven sin equipo en el mercado estival, además de los canteranos blancos que vienen pisando fuerte y que podrían tener su oportunidad en el primer equipo.

Pero lo más preocupante es que desde que terminó la temporada, en el CD Boiro se ha decretado un silencio institucional que inquieta a propios y extraños. Hace días que jugadores como Pato Guillén o Marcos Álvarez han abandonado de forma oficial el equipo barbanzano, pero el club no lo ha anunciado todavía ni por medio de su web ni por medio de sus perfiles en las redes sociales, lo que evidencia la mala gestión de la entidad en lo que a comunicación se refiere. Eso ha provocado malestar en muchos aficionados, que se han tenido que enterar de las bajas de los que hasta ese momento eran sus jugadores por los medios de comunicación o por los clubes que se los han llevado. Sin duda, otro apartado a mejorar el año que viene, ya  que los últimos mensajes que el club ha lanzado a su público van referidos a la consecución del título liguero de su equipo en la categoría juvenil.

Mucho por hacer y cada vez menos margen para hacerlo. Los minutos pasan y el tiempo, como en la obra de Salvador Dalí, parece haberse detenido en Barraña. Mientras tanto, los aficionados blancos esperan impacientes a que su equipo vuelva a saltar al césped. Y digo esperan porque a día de hoy no saben lo que va a pasar con su equipo. Su único deseo es que, sea quien sea su presidente la siguiente campaña, que no los haga sufrir por mucho más tiempo y los deje soñar otro año más con su equipo en Segunda B. Que haga lo que sea para que no los despierte de esta mágica aventura que se inició hace ya más de cinco años en los campos de tierra de la Preferente gallega. Que dejen de jugar club y ayuntamiento al gato y el ratón, que lo que hacen en realidad es jugar con la ilusión y pasión de un pueblo que se ha volcado con su equipo. Que no les roben eso. “Padre, lo de la ilusión”. Le dice la hija del Boiro a su padre del Boiro. Lo de la ilusión.