Los filiales suelen ser equipos formativos en los que dar cabida a los jugadores que finalizan su etapa base y que dan sus primeros pasos en el fútbol profesional. Bien es cierto que deben mostrar cualidades que le permitan militar en equipos de estas características que pueden servir de ayuda a la primera plantilla. Esta es otra de las cuestiones que implican un cuadro así, donde se encuentran jugadores que pueden dar el salto como solución a una emergencia. Lo que no está nadie acostumbrado a lo que ha sucedido en el Real Valladolid con la llegada de cuatro jugadores en calidad de cedidos.

La buena relación entre el Real Valladolid y la familia Pozzo, propietarios del Granada CF hasta la campaña pasada, ha hecho posible este peculiar movimiento. Hasta cuatro jugadores, que la anterior temporada militaron en el conjunto rojiblanco han llegado procedentes del Watford. Cuatro jóvenes promesas del equipo inglés que llegarán a Valladolid para seguir su formación y deberían volver a su club de origen. Fichajes que no han sentado bien en la parroquia pucelana, que ven como por enésima vez no se cuenta con los jugadores de la casa.

Los protagonistas en cuestión, eso sí, darán un salto de calidad importante al cuadro que dirige Carlos Salvachúa y que apenas había vivido fichajes destacados. Jaime Alvarado y Eduardo Antonio Montenegro llegan para ocupar el centro del campo y en el caso del primero de ellos siendo aún juvenil. Mientras tanto, Luis Suárez y Juan Camila Becerra tratarán de hacer olvidar a Hignio Marín e Iván Martín a base de goles. Cuatro nombres que se unen a los fichajes de Guille Lara, Raúl Navarro y Adrián Wojcik, más algún juvenil que promocione y que completarán la plantilla del segundo equipo blanquivioleta.

Se repite la historia

Casi tres décadas después la historia parece repetirse en Valladolid con la llegada masiva de jugadores de nacionalidad colombiana a sus filas. En 1990, tras deslumbrar Colombia en el Mundial de Italia, la entidad pucelana contrató como técnico a Francisco Maturana, al hasta entonces seleccionador. Junto a él llegaron René Higuita y Valderrama, que se unieron en la plantilla a un Álvarez que vestía la elástica blanquivioleta. Entonces, el movimiento de 'colombinizar' el Real Valladolid no dio el efecto deseado y terminaron descendiendo a Segunda División. Salvando las distancias evidentes entre un caso y otro, la entidad espera que la llegada de estos cuatro jugadores sea positiva para el club.

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