Las alabanzas que ha recibido la defensa del Racing de Ferrol en este arranque de temporada, contrastan con las críticas que está recibiendo la parcela atacante del equipo verde. La artillería del conjunto gallego no atraviesa su mejor momento, con solo seis goles a favor en ocho jornadas. El escaso olfato goleador se resume en que esos seis tantos se reparten entre únicamente tres jugadores: uno de Mendi, tres de Pablo Rey (el inesperado máximo goleador del combinado ferrolterrano) y Fran Sota, que con el gol ante la Gimnástica Segoviana suma ya dos dianas en su haber.

Nueve de circunstancias

La llegada este verano de Fran Sota a A Malata desde la SD Leioa dotó al equipo de Miguel Ángel Tena de un perfil de jugador con el que no contaba. Un hombre capaz de actuar por todo el frente de ataque, incisivo jugando por las bandas y combinativo actuando por el centro. Su versatilidad y verticalidad le periten ser un jugador tremendamente peligroso en línea de tres cuartos de campo. Cerca del área, aprovecha su velocidad, su llegada desde atrás, su tremendo uno contra uno y su excelente pierna derecha. Pero, a pesar de sus muchas virtudes, el mayor adversario del riojano en lo que va de temporada no son las defensas rivales, sino enfrentarse al páramo que es la línea ofensiva racinguista.

La ausencia de Joselu ha llevado a Fran Sota a jugar de nueve

Las circunstancias han obligado al técnico valenciano a buscar un sustituto de garantías al lesionado Joselu. Sin el nueve referencia, Tena ha probado distintas fórmulas para minimizar la ausencia del ariete. La más utilizada por el momento ha sido la de alinear a Fran Sota en la punta de flecha. Difícil tarea para un jugador que, aunque cumple como espada del equipo, está más cómodo como extremo o siendo el complemento del delantero centro antes que actuar como tal. Especialmente en este Racing de Ferrol en donde el peso ofensivo del equipo recae casi exclusivamente en él. Sus desmarques, sus mano a mano y su habilidad individual son las armas más explotadas en el juego racinguista para crear peligro, ya que, unido al bajón de juego de los ferrolanos, por el momento jugadores de ataque como Adri Armental, Alain Eizmendi o Juan Mera todavía no le han encontrado el punto a la competición.

Esta situación deja en muchas fases del partido a Fran Sota completamente aislado, incapaz de asociarse con sus compañeros y totalmente desconectado del juego. El riojano se convierte en una isla entre camisetas rivales, esperando recibir un balón que pocas veces llega. En ese estilo de balones en largo a la espalda de la defensa, sería más útil un jugador como Mendi, mucho más corpulento y con mejor juego de espaldas al arco que Sota, pero Tena confía más en el ex del Leioa que en el jugador asturiano que solo ha sido titular en tres partidos y ha quedado sin alinear en otros dos.

La próxima jornada ante el Unión Adarve puede ser una buena oportunidad para cerrar las heridas en casa y engordar la cifra de goles a favor. Los madrileños han encajado ya once tantos y no sabe lo que es llegar a la conclusión de los noventa minutos con su portería inédita, algo que el Racing ya ha hecho en cuatro partidos este curso. Y ante el Unión estará otro partido más Fran Sota, ya sea como nueve o en cualquier otra parte del capo. Un náufrago en su isla particular que sobrevive a base de salvavidas en forma de balones, esperando la oportunidad para superar rivales y hacer esos goles que tanto necesita el Racing de Ferrol. Al menos, hasta que regrese el ribeirense Joselu. Pero a falta de albariño, bueno es un rioja. 

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Sobre el autor
Rodrigo Brion Insua
Periodista y adicto al deporte. Football is my religion.