La Segunda B es un pozo. Empecemos por ahí. Un abismo de oscuridad del cual es casi imposible escapar. Conseguirlo es casi una utopía para muchos clubes que llevan años atrapados en ella, y los que aspiran a hacerlo se exponen a unas consecuencias que pueden derivar en auténticas catástrofes como la ocurrida la temporada pasada en Compostela. Es precisamente lo que la Unión Deportiva Logroñés quiere evitar.

Aunque estemos a 1 de septiembre, aunque únicamente llevemos dos jornadas de competición liguera, aunque el margen de mejora sea inmeso y aunque esto no haya hecho más que arrancar, parece que una extraña sensación de temor ha inundado la capital riojana en los últimos días. El temor, como es lógico, no viene sólo. Cada vez son más las voces que parecen haber fijado un objetivo común sobre el que cargar la responsabilidad de este nefasto arranque del cuadro blanquirrojo. Y esa figura no es otra que la de Carlos Pouso. 

El preparador vasco ya fue duramente criticado por ciertos sectores de la afición el pasado mes de junio, cuando el equipo cayó eliminado en la segunda ronda del playoff de ascenso a Segunda División sin haber ganando ningún encuentro y con sólo un tanto en cuatro partidos. La 'UDL' demostró una incapacidad manifiesta de hacer gol y afrontó cada choque con planteamientos "ultradefensivos". Ahora, cuatro meses y un mercado de fichajes después, los mismos problemas parecen persistir.

Gol de Javi Rey al Fuenlabrada | Foto: Daniel Nieto
Gol de Javi Rey al Fuenlabrada | Foto: Daniel Nieto

Este verano varios jugadores de peso abandonaron la entidad. Jugadores que habían sido parte de la columna vertebral blanquirroja los últimos dos años y a los que había que buscar un sustituto de garantías. Iker Alegre, Titi, Jacobo Trigo, Pere Milla, Borja García... y así hasta 16 bajas. Más de lo normal para un equipo que aspira a dar el salto. Es por ello que el mal arranque de esta UD Logroñés pueda deberse a que, guste o no, el conjunto riojano se halla inmerso en un proceso de reconstrucción. Y eso requiere tiempo. 

En el 'once' que debutó hace casi ya dos semanas ante el Leioa sólo había cuatro jugadores que continuaban respecto al año pasado: Miguel Martínez, Jaime Paredes, Adrián León y Antxón Muneta. El resto eran nuevos. La 'UDL' se mostró frágil y desubicada en muchos tramos del encuentro. La defensa, formada por Caneda y Pazó, sufrió las constantes acometidas de los delanteros vascos y padeció de una falta de entendimiento entre ambos que pudo costar más de un susto. En ataque, Javi Rey, Muneta, Espina y Thaylor -hasta su expulsión- sí supieron crear peligro tanto por banda como con rápidas acciones por dentro durante el primer tiempo. Pero hasta ahí. Cuando el Leioa tenía el balón volvían los problemas y los blanquirrojos hacían aguas por todas partes. Sólo la entrada de Chevi hizo mejorar, especialmente en labores defensivas, a un equipo que se presentaba con muchos aspectos que mejorar y que logró salvar un punto gracias a una acción aislada de Pablo Espina. Era la primera jornada.

En la segunda, el pasado domingo, primer "gallito". El Fuenlabrada de Visnjic, Dioni y Cervero. La mejoría fue evidente durante los primeros 45 minutos. El conjunto madrileño apenas inquietó la portería de Miguel, mientras que los riojanos se asentaron bien en el campo y dominaron la posesión del balón. Un golazo de Javi Rey otorgaría la ventaja visitante al descanso, sin embargo, en el segundo tiempo se volvió a ver a un equipo plano y sin ideas, que parecía conformarse con lo que tenía. Y al final el conformismo se acaba pagando, porque en Segunda B o comes o te comen.  El Fuenlabrada remontó con goles de Cervero y Dioni. Esta vez ni los cambios fueron capaces de implementar los escasos recursos ofensivos que parece tener esta UD Logroñés. Apenas un par de remates a puerta durante el segundo tiempo y un punto de seis posibles.

La Copa del Rey se preveía como el escenario perfecto para resarcirse de un mal comienzo e intentar remontar el vuelo lo antes posible. Pero nada más lejos de la realidad. El siempre caprichoso bombo deparó un enfrentamiento entre los dos equipos riojanos que se hallaban en él. En otro partido estéril y ramplón, el Calahorra forzó la tanda de penaltis y ya se pueden imaginar el desenlace. Los blanquirrojos no afinaron la puntería ni desde los 11 metros. Sólo un gol en cuatro lanzamientos. Pouso, como es lógico, optó por dar minutos a  jugadores menos habituales como Carrillo, Carles Salvador o Juanfran Guarnido. Ninguno de ellos estuvo a la altura.

La falta de gol ya era un problema que existía durante la pretemporada y parte del curso anterior, pero ahora se ha agravado aún más. A la 'UDL' le cuesta generar ocasiones. Le cuesta mucho. Y le pesan los partidos. Se deja llevar muchas veces como si nada. Parece como si se hubiera olvidado de competir. En ocasiones se siente víctima de un extraño embrujo que no le permite despegar todo su fútbol. Porque aún habiendo demostrado muy poco en estos tres partidos, por no decir nada, los Espina, Fran Pastor, Javi Rey, Chevi, Thaylor o Mendi son futbolistas de una calidad indiscutible llamados a hacer grandes cosas en la capital riojana. Por ello debe trabajar Carlos Pouso. Por tratar de arrancar de una vez su tercer proyecto blanquirrojo con la esperanza de que, esta vez sí, sea el definitivo.