Han tenido que transcurrir casi tres meses desde que se iniciara la competición, siete intentonas previas, y días desde que se impusiera al Villa Santa Brígida en la primera ronda de Copa, para que Las Llanas viera ganar por fin al River en esta liga 2016/17. Su víctima, precisamente un Amorebieta que comparte penurias clasificatorias con sus paisanos, y que precisamente ante el anfitrión más débil del grupo hasta la fecha, cedía su primera derrota en derbis de rivalidad provincial esta temporada.

El sabor de tres puntos que no se paladeaba en el vestuario verdinegro desde hacía 11 jornadas, y la amenaza de acabar la jornada como colista tras la victoria del Zamudio en la matinal, fueron el principal estímulo con el que salía al campo el once dispuesto por Pablo Turrillas en su estreno como local en el banquillo de los de la Margen Izquierda. La presencia de Güemes como delantero de referencia, quinto jugador que ocupa esta temporada el puesto de nueve en la delantera menos fructífera del grupo, era la principal sorpresa en una alineación donde también regresaba Rodri ocupando el puesto del lesionado Juan Martín como enganche entre medular y zona de vanguardia.

También con variantes inesperadas afrontaba el choque Aitor Larrazábal, que apostaba por la veteranía de Garmendia en el lateral derecho en detrimento del canterano Oier Luengo, y que retrasaba al centro de la zaga a Baqué para completar una zaga con importantes ausencias. Con Goñi en el mediocentro, y Dani Hernández en la mediapunta, parecía clara la intención del técnico visitante por no abusar del juego directo e intentar sorprender con rápidez y balones a la espalda de los centrales a una zaga en reconstrucción y que previsiblemetne podría adelantar líneas con el paso de los minutos.

Yanis y Goiria pugnan por un balón | FOTO: UGS Visión
Yanis y Goiria pugnan por un balón | FOTO: UGS Visión

La importancia de los puntos para ambos conjuntos se dejó entrever desde el inicio, con un Sestao que llevaba ligeramente la iniciativa durante los primeros 45 minutos, frente a un Amorebieta que a expensas de un error contrario que no llegó, ni se asomó por la portería de Galder. Bien es cierto que tampoco pasaba por excesivos agobios la zaga azul, aunque la presión adelantada de los locales propiciaba alguna oportunidad como la de Rodri, que tras interceptar un pase horizontal entre los centrales del Amorebieta,  conducía a trompicones un balón que acabó rematando demasiado escorado fuera.

Gol psicológico

No iba a perdonar sin embargo el Sestao el segundo error de los azules en el partido. Cuando ya parecía todo encaminado a unas insulsas tablas que dejaran todo por resolver en la segunda mitad, un córner mal sacado en corto por los de Larrazábal propiciaba un largo ataque iniciado en campo propio por Pixki, y en el que el balón, bien movido de lado a lado del ataque verdinegro, llegaba a los pies de Magdaleno. El centro desde la izquierda del lateral convertido en extremo era cabeceado en posición de nueve por Rodri, y aunque el remate del zamorano era desviado en primera instancia por Angoitia, allí aparecía como segundo delantero Gago, para remachar sobre la línea el único gol del partido.

El gol trastocó los planes visitantes y por ende el guión del partido desde la salida de vestuarios, con Muniozguren en el campo y la dirección del juego inclinada ahora al área local. Todas las ocasiones corrían ahora del lado zornotzarra, primero con un buen centro desde la izquierda de Seguín que cabeceaba Obieta a las manos de Galder,  y luego con un remate a la corta de Muniozguren tras internada de Fiddes que ponía el susto en la sufrida parroquia local.

Mientras Turrillas refrescaba la zona ofensiva con Leandro, pensando más en reactivar la presión que en lanzarse por un segundo gol, Larrazábal se la jugaba con un tercer delantero, Ibrahima, para intensificar el asedio infructuoso a la portería de Galder. Una serie de faltas y saques de esquina  avisaban del sufrimiento final para los sestaoarras, que se hacían fuertes con un tercer central, Mier, para defender con uñas y dientes la exigua ventaja.

Todavía tendría una más Méndez a balón parado, pero su remate fuera aliviaba a una hinchada local que recibía como bombona de oxígeno la primera victoria de la temporada. Con 12 puntos y aún penúltimos, los sestaoarras intentarán que el del domingo sea el punto de inflexión de una temporada pésimamente arrancada y que intentarán enderezar con un segundo resultado positivo en Gernika. Idéntico propósito se marca un Amorebieta que, tras este tropiezo, queda justo por encima del River con 16 puntos, y obligado a ganar su último derbi de la primera vuelta en Urritxe ante el Arenas de Getxo.