Sestao y Zamudio repitieron en Las Llanas el mismo marcador que allá por la primera vuelta firmaron en Gazituaga, en un partido que los verdinegros encaraban como colistas por primera vez en la temporada, y que a la postre sirvió, no sólo para devolver el farolillo rojo a su adversario en el campo, sino para regalar a su afición el segundo triunfo como anfitrión en toda la temporada. Los del Txorierri confirmaron su acción balsámica en la Margen Izquierda, ya que además de ser víctima en dos de los tres triunfos ligueros del River, han sido el único equipo que ha encajado más de un gol de la delantera menos relizadora del grupo.

La presencia como segundo punta de Ander Franco, primer fichaje sestaoarra del mercado de invierno, era la principal novedad en el once de Pablo Turrillas, que optaba por adelantar al extremo izquierdo a Morcillo, ante el regreso del sancionado Magdaleno al lateral.  Pocos cambios también registraba la alineación de Gorka Rueda, que recuperaba el habitual cuarteto defensivo con Eneko Iriondo en el puesto de 3 y situaba a De Gregorio en el eje de la zaga, para poblar un centro del campo rebosante de juventud y con nutrida presencia de ‘cachorros’ como Lozano, Alday y, el último en llegar cedido, Urzelai.

Gorka Azkorra, el jugador sobre el que Pablo Turrillas quiere construir su sistema ofensivo desde principio de año, fue el protagonista de las dos oportunidades más claras del partido en el primer acto. La primera, cuando aún no se habían cumplido diez minutos de partido, rematando de cabeza uno de los habituales centros que Gago suele regalar desde su banda derecha. Lamentablemente para la parroquia local, que ya cantaba ansiosa el gol, el balón era repelido por el palo de la meta que defendía Barandiaran.

Precisamente el guardameta del Zamudio, en su regreso a Las Llanas, se lucía con una buena intervención en torno a la media hora de juego, impidiendo que otro cabezazo de Azkorra encontrase el premio del gol que la fortuna parecía negarle. Una fortuna que tampoco acompañó minutos después en su remate a Rodri, sin duda el mejor jugador de los locales en la tarde del sábado.

Poco más dieron de sí 45 minutos donde las defensas se imponían a ataques bastantes previsibles, y en los que los de Gorka Rueda se sintieron cómodos dejando la iniciativa al equipo local y esperando que la velocidad de sus mediapuntas y el trabajo del bullicioso Luariz aprovechasen algún descuido de la zaga local en su deseo de adelantar líneas. Apenas un remate de cabeza del capitán Degre a saque de esquina, y un par de disparos de Alday y Luariz repelidos por la zaga local, inquietaron a un Galder que se enfrentaba por primera vez a su exequipo.

Rodri al rescate

Tras la reanudación el partido siguió por los mismos derroteros, aunque con el paso de los minutos el colapso en el juego ofensivo de ambos conjuntos parecía presagiar que aquél que abriese el marcador tendría el partido resuelto a su favor. Turrillas movía piezas para cambiar el rumbo del partido, dando entrada a Pixki, jugador de cariz mucho más ofensivo que Morcillo, en la banda izquierda del ataque, y poco después apostaba por el recién llegado Corbalán para liberar a Rodri del doble pivote y situarlo por detrás de Azkorra. Buscaba el técnico de Deba una genialidad del futbolista pucelano para desatascar el encuentro, y ésta llegó no en jugada combinativa sino a balón parado. Un lanzamiento de falta que el talentoso centrocampista colocó en la escuadra de Barandiaran para deleite de la parroquia verdinegra.

Con apenas un cuarto de hora por jugar, el marcador adverso obligó al banquillo del Zamudio a replantear su estrategia. Gorka Rueda tiró de la experiencia de Arman como revulsivo, y de un segundo delantero como Iriarte para sacrificar a uno de sus mediocentros. Los visitantes asumieron riesgos pero fue el Sestao quien volvió a golpear. Y lo hizo, para alegría de una sufrida afición que no dejó de animar, por mediación del joven Corbalán, el centrocampista cedido por el Valencia, y que sin apenas haber entrenado con sus nuevos compañeros, contribuyó de manera decisiva al primer final tranquilo de su nuevo equipo. Un disparo suyo al rechace de un saque de esquina, encontraba las redes visitantes tras tocar el esférico en un rival, poniendo sobre el marcador un resultado que sentenciaba el partido.

Pudo poner la guinda al pequeño ‘pastel’ verdinegro el último hombre de refresco, Yanis Rahmani, pero su disparo se marchó demasiado ajustado junto al palo izquierdo de la portería de Barandiaran. Fue el penúltimo susto sin embargo en las inemdiaciones de la portería del Zamudio, ya que, con el tiempo ya cumplido, y confirmando las desgracias en forma de lesiones que acompañan al Sestao durante esta temporada, Pixki acababa una incursión ofensiva impactando violantemente contra el muro del fondo, de tal suerte que hubo de ser retirado del terreno de juego con posible fractura de húmero y radio. La nota triste sin duda de un final feliz para los locales, y de lógica resignación para un Zamudio al que se le sigue resistiendo su primer triunfo a domicilio.

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