Los puntos se quedaron en casa en el derbi vasco que abría la jornada en el grupo 2, y en el que el equipo local recuperó su mejor versión para superar a un rival que no dio nunca muestras de su mejor clasificación. Los azules se reencontraron con una victoria que no conocían en lo que va de año, y que aunque no les sirva para mejorar su antepenútima posición en la tabla, les permite mantener a cuatro puntos los puestos de playout; todo ello a costa de un Real Unión que paga su segunda derrota consecutiva bajando a la décima  plaza, a tres puntos de los puestos de playoffs.

Bien sea por la necesidad de un anfitrión que sólo había sumado dos puntos en los últimos cuatro partidos, bien por el cansancio acumulado por los fronterizos tras el desplazamiento entre semana a Ponferrada para la disputa del partido de Copa Federación, lo cierto es que el choque de estilos sobre el mojado césped de Urritxe se decantó desde los primeros minutos del lado zornotzarra. El fútbol combinativo del cuadro txuribeltz, intentando elarorar con paciencia desde campo propio, fue claramente contrarrestado por los pupilos de Aitor Larrazábal, encomendado tras meses de dudas al característico sello de juego directo basado en el poderío físico demostrado en ambas áreas. La fortaleza de una novedosa zaga que hizo de la necesidad una virtud por los problemas físicos de sus laterales, y el trabajo a destajo de dos clásicos como Muniozguren y Orbegozo, incomodaban al once de Asier Santana, que sufría su primer revés pasado el cuarto de hora.

Tras dos avisos de Olaortua y Orbegozo, un saque de esquina botado por Mikel Álvaro desde la derecha era cabeceado en posición de delantero centro por Íñigo Baqué, haciendo inútil la  estirada de Tena para impedir el tercer tanto del joven mediocampista. El tanto hacía justicia a la puesta en escena local, y el propio Baqué se quedó cerca del doblete con un remate que no llegó a encontrar portería.

La descentaja en el marcador esoabiló durante unos minutos al cuadro visitante, que gozaría de su mejor ocasión en un remate del defensor Aimar que obligaba a al meta local a lucirse en palomita para evitar el empate. Llegaron unos minutos de cierto agobio sobre el área azul, donde la falta de resolutividad en algunos despejes pudieron causar mayores estragos en el marco de un intranquilo Villanueva. Afortundamante para la parroquia de Urritxe el Amore capeó el temporal y, sin descomponerse ante la obligada sustitución de su delantero de referencia, Orbegozo, volvió a asomarse sobre el área contraria, con ocasiones para Muniozguren, Goñi y el omnipresente Baqué.

El Amore explota sus virtudes

La segunda parte no varió el guión y pronto pudo comprobarse que el segundo gol estaba más cerca del bando local. Fue otra vez a balón parado, otra vez de cabeza, y otra vez obra de un defensor como llegaba el tanto que ponía en franquicia el marcador para los locales. Olaortua, que cuajó un sensacional partido como falso lateral derecho, culminaba su faena castigando un error en la marca de la zaga irundarra a la falta botada por Seguín.

Asier Santana, reaccionó sacrificando a un defensa por un jugador ofesnviso, pero la inercia del choque llevaba en volandas a los azules, que olvidaron sus penurias clasificatorias y disfrutaron como en pocos partidos de esta termporada. Con el goleador Galán anulado, y casi desquiciado por el intenso marcaje al que fue sometido, las llegadas visitantes eran salvas de fogueo, mientras el Amorebieta esperaba su oportunidad para dar un zarpazo letal a la contra. Y así llegaría el tercero de la tarde, tras un slalom de Mikel Álvaro, que demostraba su clase deshaciéndose con pasmosa facilidad de todos sus rivales, hasta servir desde la posición de extremo un auténtico pase de la muerte que Adrien Goñi convertía en segunda asistencia del partido para el extremo diestro.

Quedaban 20 minutos y los de Larrazabal optaron por un lógico repliegue jugando con tiempo y marcador a favor. El cuadro guipuzcoano acumuló aún más posesión y fruto de ello llegó en alguna oportunidad como la de Mújika, o la falta que dio origen al tanto del honor, precedida por la segunda amonestación del joven Ibrahima que ya había sido amonestado nada más entrar al terreno de juego. Martins sorprendía a la barrera y al portero local con un lanzamiento directo ajustado que puso algo de emoción en los minutos finales de partido y sirvieron al menos para que la grada recordara el regreso de Joseba Arriaga, como última y despesperada bala de los irundarras por mover nuevamente el marcador.