En la temporada más adversa, los puntos más deseados. Sólo la ‘magia’ de derbis tan especiales, como los que enfrentan a los dos clásicos de la Margen Izquierda, puede explicar al aficionado neutral desenlaces tan imprevisibles como el que tuvo lugar en la tarde dominical de Las Llanas. Y si pocos esperaban que un Barakaldo que buscaba acercarse a los playoffs permitiera levantarse a su vecino rival, con pie y media en Tercera a falta de quince minutos, quizá menos que concediera hasta tres goles para que el equipo menos realizador del grupo y con peor rendimiento como local sellase su tercer triunfo en toda la temporada.

La puesta en escena sobre el verde de Las Llanas respondió como se preveía a las necesidades de uno y otro conjunto por sumar de tres en tres, lo que motivó que no tardara mucho en moverse un marcador bastante reacio a hacerlo en otras ocasiones. Pablo Turrillas apostaba por alternar con el recuperado Barrenetxea y Rodri para percutir por la banda izquierda del ataque, además de confiar de nuevo en Azkorra como referente ofensivo de los sestaoarras. Mientras su homólogo David Movilla no introducía variantes en el once que venía de cosechar buenos resultados ante Bilbao Athletic y Albacete, y donde destacaaba la figura del exverdinegro Jon Iru como pivote defensivo de los de Lasesarre.

Etxebarría intercepta la llegada de Gago | FOTO: JB Monterrey
Etxebarría intercepta la llegada de Gago | FOTO: JB Monterrey

Jaleados por la grada desde el pitido inicial, los de casa gozaron de la primera oportunidad por medio de Rodri, que tras deshacerse de Txusta no fue capaz de ver portería ante la aparición salvadora de Xabi Etxebarría. Apenas un minuto después la réplica visitante se traducía en el primer gol del partido, cuando Galder Cerrajería culminaba un ataque trenzado con un gran zurdazo desde fuera del área.

El marcador adverso encendía las alarmas de un equipo local tan voluntarioso como poco preciso y hábil para romper las líneas del Barakaldo, que no pasaba apuros para mantener su portería a cero, aunque tampoco amenazaba con contraataques que pudieran sentenciar el marcador antes del descanso.

El ‘ni quiero’ ni ‘puedo’ de unos y otros desapareció tras el paso por vestuario. Esta vez fue el Barakaldo quien desataría las hostilidades de un frenético segundo acto, pero el meta Galder evitaba que Ander Vitoria rematase a gol un servicio desde la banda, . El River se reponía del susto y empezaba poco a poco a llevar la iniciativa en el juego. Aythami salvababa en el segundo palo el gol del empate de Barrenetxea, quien se resarciría al filo del cuarto de hora controlando un balón rechazado desde la frontal para lanzar un zapatazo que se colaba por la escuadra de Txusta.

‘Subidón’ en cinco minutos

El primer gol del jugador cedido por el Eibar, muy celebrado por jugadores y aficionados, desató a un River que se ‘comió’ a su rival a base de intensidad. La entrada de Güemes por Azkorra dio alas al ataque local, mientras la apuesta de Movilla por buscar el zarpazo del veterano Alain Arroyo en detrimento del goleador Cerrajería, hizo resentirse a un centro del campo en el que un renqueante Jon Iru no daba abasto para llegar a todas las ayudas.

Las pérdidas de balón se multiplicaban en el lado visitante a mediada que el juego de los locales hacía soñar a la grada con el segundo gol, muy cerca de subir al marcador en una incorporación del central Jon García a balón parado. Buenos minutos que no fructificaron y que quedaron interrumpidos por el jarro de agua fría en forma de tanto visitante. El recién entrado Alday lanzaba un contraataque un balón que Jon García no acertaba a despejar. Ander Vitoria recibía el regalo  y asistía para que su compañero Aythami cruzase lejos del alcance de Galder.

Las Llanas vibró con la remontada | FOTO:JB Monterrey
Las Llanas vibró con la remontada | FOTO:JB Monterrey

Pudo ser la sentencia definitiva para el Sestao, a quien la derrota condenaba prácticamente al descenso. Quince minutos para lograr lo que no había conseguido en 24 partidos de liga se antojaba una quimera, pero afortunadamente para sus intereses, la dramática reflexión no tuvo tiempo para desalentar a la hinchada. El omnipresente Gago caía derribado dentro del área visitante, y Leandro se encargaba de transformar la pena máxima con potencia y colocación para poner nuevamente las tablas en el marcador.

Los verdinegros, tras superar el segundo matchball del derbi, se imbuyeron de la fiesta en la grada, que llegó al éxtasis cuando el joven Armando, repitiendo la suerte de quince días atrás, culminaba una gran acción de Gago para certificar la remontada. Movilla agotaba los cambios haciendo debutar a su nuevo delantero, Txotxe, para rescatar al menos un punto. Las defensas seguían sufriendo el ir y venir en cada área y Leandro no llegaba a conectar una internada de Yanis para evitar más sufrimientos entre los locales.  No fue así, y el Barakaldo aún gozaría de dos grandes ocasiones para aguar la fiesta en Las Llanas. Pero el poste primero, escupiendo un cabezazo a bocajarro de Etxebarria, y Galder, ya en el descuento, tapando portería ante Alain Arroyo, impidieron el último sobresalto a un derbi que no dejó indiferente a nadie.

A pesar del refuerzo moral de haber invertido la dinámica de estos enfrentamientos de máxima rivalidad, y sobre todo por la forma lograda, no le quedará al Sestao mucho tiempo para la autocomplacencia, obligado a seguir sumando de tres en tres nuevamente en Las Llanas ante la visita del líder Albacete. En situación mucho menos dramática que la de sus vecinos pero no menos importante, al Barakaldo le tocará lamer sus heridas en otro derbi vizcaíno, en este caso ante el Arenas de Getxo, en una extraña posición clasificatoria que le hace estar a los mismos puntos de los puestos de playoffs que del descenso a Tercera.