El primero de los derbis vizcaínos de la jornada hizo bueno los pronósticos, confirmando al Leioa como algo más que el equipo revelación del grupo, a costa de un Amorebieta que no termina de levantar cabeza en la antepenúltima posición de la tabla, y corre el riesgo de ver alejarse sus posibilidades permanencia en la categoría. Ni siquiera un desarrollo de partido que parecía favorable a sus intereses permitió al conjunto zornotzarra frenar la inercia positiva del segundo clasificado, que con ésta suma ya su cuarta victoria consecutiva a domicilio para un total de 13 jornadas sin conocer la derrota.

Sabedor de la necesidad de victoria de un rival que en las últimas semanas ha apostado por recuperar su más genuino estilo de juego, y quizá escarmentado por la derrota sufrida en Sarriena en la primera vuelta, Igor Gordobil optó por situar un trivote de contención en el centro del campo por delante de su sólida pareja de centrales. Córdoba apoyaba en el juego aéreo a Picón y Arregi ante los continuos intentos del conjunto zornotzarra por buscar el dominio de. Muniozguren y Obieta en las inmediaciones del área de Iturrioz. Uno y otro reamataron sin mucho peligro en los primeros minutos, aunque fue Adrien Goñi, en posición centrada dentro ya del área, el que buscaba con intención el palo derecho del portero leioztarra. Lamentablemente para sus intereses el disparo con efecto del mediapunta azul era escupido hacia fuera por la madera salvadora del marco visitante.

Seguín supera a Iturrioz en el 1-1

Tampoco necesitaba de muchos pases el Leioa para elaborar sus ataques, en este caso buscando los desmarques en ruptura de Óscar, o la hábil conducción de balón de Jorge García y sobre todo Fran Sota, el mejor de los suyos en el primer acto. Precisamente el riojano encontró inesperado premio a sus buenos minutos cuando un despeje del central Baque golpeaba en su cuerpo para hacer involuntaria carambola que desembocaba en el fondo de las mallas del sorprendido Mediavilla.

El jarro de agua fría para los locales quedó mitigado cuando poco antes del descanso la diosa Fortuna quiso compensar la jugada anterior. En un balón largo porfiado por Seguín y Picón, el central cántabro no acertó a despejar a banda, habilitando al extremo azul para plantarse mano a mano frente al guardameta del  Leioa y batirle de tiro cruzado.

Harakiri de los azules

El tanto espoleó a los locales que tras el descanso siguieron insistiendo en su plan. Adrien Goñi daba el primer aviso, aunque la jugada que cambiaría el rumbo del partido llegaba cuando el delantero del Leioa, Óscar García, veía dos amarillas en apenas un minuto, y dejaba a los suyos en inferioridad con casi media hora de juego por delante. Gordobil optaba por sustituir a sus jugadores más avanzados y refrescaba con Silas y Xesc la primera línea de presión, cuando el juego empezaba a volcarse de forma descarada en el campo visiante.

Los balones surcaban, ahora sí desde ambos costados, el área del Leioa, y Obieta y Mikel Álvaro dispusieron de dos remates consecutivas que no pusieron en ventaja al Amorebieta de milagro. Adrien Goñi otra vez, el más entonado de los locales, cabeceaba fuera otra oportunidad. Larrazábal apostaba por meter más músculo al ataque con la presencia de Ibrahima percutiendo por la derecha, y el canterano también gozó de su oportunidad en el segundo palo.

El gol parecía cuestión de paciencia ante el asedio local, pero el Leioa resistía pertrechado, a pesar de nuevos contratiempos como la lesión del defensor Simón, reemplazado por el delantero Arimany. La atrevida decisión de reubicar a Silas de lateral para buscar al tanque catalán como referencia ofensiva pronto le daría sus frutos al cuerpo técnico del Leioa, cuando, un balón en largo de Iturrioz provocaba la indecisión entre Mediavilla y Baqué. El infortunado central cedía de cabeza ante la salida de su compañero, que contemplaba impotente cómo el balón le superaba en dirección a su desguarnecida meta.

El segundo gol cómico en contra dejó anestesiado a un Amorebieta que pareció volcarse sin convicción a pesar de contar con tiempo al menos para el empate. Probó fortuna Ibrahima en otra de sus incursiones desde la derecha, aunque el que volvería a celebrar sería un Leioa que sacaba tajada del harakiri de su adversario.  Undabarrena recibía de Xesc un balón en el vértice del área grande y se inventaba un caño para superar a su marcador. Luego, con un zurdazo cruzado, batía a Mediavilla para adornar con decoro una victoria celebrada con gran alegría por la pequeña representación de aficionados que sueñan despiertos con la temporada del Leioa.

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