El Leioa vence al Barakaldo y suma ya seis jornadas sin perder

No era un partido cualquiera el que iba a abrir la decimoquinta jornada. Leioa y Barakaldo se medían en Sarriena. Todo un derbi de la Ría. Partidos siempre disputados y emocionantes entre leioztarras y blanquinegros. La rivalidad entre ambos lados del Nervión es histórica. Siempre se ha vinculado a la Margen Izquierda con los trabajadores y a la Margen Derecha como hogar de la gente más acaudalada. Tras el declive de Altos Hornos, la crisis industrial y su posterior reconversión, este enfrentamiento se ha calmado en los dos últimos años. Fabriles y azulgranas son dos equipos vecinos, entre los que existe una buena relación. Rivalidad sí, pero con respeto.

Los de Lambea llegaban al duelo en una gran forma, acumulando cinco fechas sin conocer la derrota. Con 17 puntos, tras pasar un período complicado, los azulgranas consiguieron respirar. Sobre todo tras la última jornada, en la que ganaron en Irun por 1-3, protagonizando una de las sorpresas de la jornada. El Barakaldo, por su parte, se ha mostrado hasta ahora con un equipo con dos versiones diferentes. En Lasesarre no ha perdido, mientras que como visitante tampoco ha ganado. 16 puntos como local y tan solo 4 fuera de su feudo. Hoy, los de Larrazabal querían conseguir la primera a domicilio.

Alineaciones

Para ello, el Leioa salió con los siguientes jugadores. Como es habitual en los últimos partidos, los de la Margen Derecha formaron con tres defensas. Iturrioz ocupó la portería, Aspas fue LI, Ferrone, Córdoba y Alain. Por el otro flanco, Goti. En el centro del campo, Undabarrena e Iriondo. Unos metros por delante, Leandro. Como referencias actuaron Yurrebaso y Óscar García.

Los de Eskerraldea, por su parte, comparecieron con la siguiente alineación. Txusta actuó como arquero. La zaga fue para Galán, Rubén González, Olaortua y Fernando Andrada. En el mediocentro, estuvieron el capitán Galder Cerrajería y José Picón, ex leioztarra. Por delante, línea de tres para Jurgi Oteo (EI), Babá (MCO) y Alberto Oca(ED). La referencia fue Ander Vitoria, quien actuó como 9.

Los tantos llegaron a balón parado

Así, bajo un sol de justicia, dictó Manuel Pozueta Rodríguez el comienzo del encuentro. Desde el primer segundo, quiso demostrar el Leioa que quería mandar en el duelo. Iriondo disparó, en la primera, de los leioztarras. El Barakaldo se mostraba esporádicamente en ataque, por medio de Jurgi y Vitoria. Undabarrena volvió a intentarlo desde la frontal. Sin embargo, los fabriles iban a encontrar su premio en su primera oportunidad. Alberto Oca pudo gozar de un lanzamiento de falta. El cuero fue a parar a la cabeza de Vitoria, enviando el atacante gualdinegro el balón a la red. Lejos de desconectarse, los locales lo siguieron intentando. El Leioa avisaba con frencuencia, pero era el Barakaldo quien se mostraba tremendamente incisivo a balón parado. En un saque de esquina, un nuevo remate de Rubén González encontró una gran intervención de Iturrioz.

Un jugador fabril intenta avanzar (fuente JB Monterrey)

Los de Lambea persistían. En otro córner, un error de Txusta propició la igualada local. Yurrebaso solamente tuvo que empujar el balón para poner el 1-1. A mediados de la primera parte, el goleador Ander Vitoria cayó lesionado y tuvo que ser sustituido por Sergio Buenacasa. El encuentro no estaba excesivamente agitado, pero la brega era costante sobre el siempre verde césped de Sarriena. Era el Leioa quien disponía de la iniciativa y de las ocasiones. Undabarrena volvió a probarlo desde fuera y su disparo con comba se perdió algo desviado de la cepa derecha. El partido seguía equilibrado y la tensión fue en aumento. Fueron apareciendo las tarjetas. En un nuevo tiro libre, Aspas efectuó el lanzamiento, ni atacantes ni zagueros contactaron con él y el cuero superó al cancerbero, poniendo el 2-1.

Juego lento y trabado

Todos los goles y jugadas de peligro se generaban a balón parado. En el juego posicional, ningún equipo era capaz de imponerse. El Leioa, reforzado mentalmente por haber podido remontar en tan poco tiempo, fue ganando terreno minuto y minuto y acabó el primer tiempo acechando la meta rival. El juego aéreo era el patrón dominante, y los de Lambea trataron de adaptarse a ello. Lógicamente, los fabriles también iban a tener sus ocasiones. En un rápido contragolpe, Oca asistió a Buenacasa. El atacante maño disparó cruzado, encontrando una buena mano de Iturrioz. El juego era trabado. Como muestra de ello, hubo veinte faltas en este primer tiempo. Mucho centrocampismo y pocas tentativas a balón corrido. Todo lo importante ocurrió en acciones de estrategia. Con el balón más tiempo parado que moviéndose, pitó el trencilla cántabro el descanso.

El segundo acto comenzó nivelado. Los locales saltaron dispuestos a controlar el duelo, mientras que los visitantes buscaban penetrar por los costados, por medio de Oca y el veloz Babá, una de las revelaciones futbolísticas de este inicio. Seguían sin pasar demasiadas cosas. Larrazabal movió ficha, quitando a Andrada por Alain Arroyo. Las ocasiones seguían llegando - cómo no - a balón parado. En una falta desde el centro del campo estuvo a punto de hallar el empate el cuadro gualdinegro. El envío lo recibió Buenacasa, que conectó un testarazo un poco por encima del larguero. Pero los de Larrazabal no eran capaces de dominar el juego en corto. El guion seguía conveniendo al Leioa, que continuaba bien plantado y conservando su valiosa ventaja. La paciencia iba a acabar dando frutos a los de Lambea.

Punto y final

Nuevamente el juego directo permitió a los de Sarriena aumentar su ventaja en el marcador. Pasados los setenta minutos, un envío desde la zurda fue rematado primero por Córdoba. El rechazo le cayó a Iriondo, que pudo empujar a placer, haciendo el 3-1 y prácticamente la sentencia. Hoy por hoy, el Leioa es uno de los más en forma del Grupo II. Hoy además, con el aliciente de haber conseguido remontar un marcador adverso, acumulando ya seis encuentros sin perder y dos victorias consecutivas. Poco podía ya hacer el Barakaldo, que pese a todo no arrojó la toalla.

Pero los de Lasesarre dejaron numerosos espacios a la espalda de la zaga, que fueron constantemente aprovechados por los leioaztarras. A los fabriles no los quedó más remedio que volcarse con todo. Tomar decisiones extremas implica asumir riesgos. Larrazabal había metido ya en el campo a Iru, Alain Arroyo y Sergio Buenacasa, tres hombres de ataque. Lambea respondió metiendo a Magdaleno y a Morcillo. Los horibelz lo intentaron continuamente, colgando balones al área, sin obtener grandes resultados. Justo cuando la noche se impuso al día en el Abra vizcaíno, dio el colegiado por finalizado el partido.