Ángel Viadero dejaba de ser entrenador del Racing tras una temporada y media en la que pudo dirigir al equipo de su corazón. Tras formarse como entrenador en las categorías inferiores del club cántabro y tras realizar un largo camino por muchos clubes de la Segunda División B, llegaba a Santander para intentar llevar al equipo a la división de plata del fútbol español.

Su fichaje fue bien recibido por la masa social del club cántabro. Desde el principio, Viadero siempre mostró sus cartas, formando un equipo sólido, aguerrido y con mucha fiabilidad. Además, también demostró su gran conocimiento de los jugadores de la categoría y fue fundamental en los fichajes que llegaron a Santander.

Su primera temporada tuvo dos partes claramente diferenciadas. La liga regular fue buena, batiendo el record de puntos de la Segunda División B (86), pero empatando a puntos con la Cultural Leonesa, lo que relegó al equipo cántabro a la segunda plaza de la competición.

Supo sobreponerse a una plaga de lesiones que descompuso al equipo durante el primer tramo de la competición. Se adaptó a las circunstancias y llegó con opciones al mercado de fichajes de invierno. Fue decisivo a la hora de determinar los nuevos fichajes y las llegadas de Abdón Prats, Santi Jara o Jagoba Beovide otorgaban al equipo un salto de calidad que mejoraba ostensiblemente al equipo de cara a conseguir el objetivo final.

Sin embarto, Viadero comenzó a ser cuestionado tras el partido ante la Cultural Leonesa. Con cerca de cinco mil aficionados santanderinos en las gradas del Reino de León, el equipo empató, pecando de conservador y sin ir a buscar a un rival para conseguir una victoria que podía sentenciar la competición. Otro partido que contribuyó a dudar de la capacidad de Viadero fue la derrota en Guijuelo, en un partido a falta de dos jornadas y con el Racing como líder, y donde el equipo se mostró blando y poco convincente.

Tras acabar la liga en segunda posición y con la ilusión de los aficionados intacta, se iniciaba la promoción de ascenso. Con las dificultades propias de los partidos finales del campeonato el Racing llegó a la eliminatoria final ante el Barcelona B. 

Esta eliminatoria dejaba el crédito de Viadero muy reducido. Con un estadio abarrotado y con el resultado a favor desde los primeros minutos del partido, el equipo perdió fuelle y toda la fiabilidad que había tenido durante la temporada. Lo peor de todo fue la sensación de incapacidad del propio técnico racinguista, que no era capaz de sobreponerse ni reaccionar ante las adversidades para enderezar la situación.

Segunda oportunidad

Tras ese primer fracaso, la directiva decidió apostar nuevamente por Viadero, con una afición muy dividida. Además, los problemas se le acumulaban al técnico santanderino cuando se le apartaba de la toma de decisiones sobre los fichajes, ya que el club incorporada a un director deportivo para realizar esa función.

Con total profesionalidad y dedicación y con una plantilla que no convencía a nadie, Viadero inciaba su segunda oportunidad para buscar el ascenso. Sin embargo, desde las primeras jornadas ya se podía ver que el equipo no se encontraba cómodo en el campo y que le iba a costar mucho sacar adelante los partidos.

Se perdía la fiabilidad y la solidez que tuvo el equipo la pasada temporada y con un juego pobre y bastante plano, se sacaban adelante los partidos pero sin convencer absolutamente a nadie. Tras salvar varios ultimatums, Viadero tenía la oportunidad de dar un giro a la trayectoria del equipo, pero la derrota en El Sardinero ante el Sporting de Gijón B, y el empate ante el Leioa en el mismo escenario, acabaron con su etapa como entrenador del Racing.

Con 72 partidos al mando de la entidad santanderina, Viadero se despide tras conseguir la victoria en 44 ocasiones, empatar en 13 de ellos y perder en 15 partidos. Unos números que no han sido suficientes para devolver al Racing a la segunda división, objetivo único y prioritario de un club que está más preocupado por cuestiones extradeportivas que por confeccionar una plantilla competitiva y de garantías.