Ya en frío, tras varios días entre medias, analizamos qué nos dejó este famoso derbi de Shanghai. Un espectáculo que colapsó lo meramente importante que era el fútbol. Y es que entre los churros, los sorteos y las bandas de música, el partido quedó totalmente en un segundo plano. 

No hay números oficiales, pero la asistencia al evento se sitúa en torno a los 10.000 espectadores. Preguntando en los prolegómenos al estadio antes del partido, las opiniones resultaban bastante dispares. Unos venían por el coche, otros por las motocicletas y otros por un buen desayuno de churros con chocolate. Venían por todo, excepto por ver un partido de fútbol. Y es que, aunque mucha gente no lo sepa, en el césped de Nueva Condomina se jugó un partido de fútbol. 

Tras el pitido final del árbitro, nadie se movió de sus asientos. Los jugadores ya se habían retirado a vestuarios, y la gente se mantenía ahí, expectante. Todo el mundo lo esperaba a él, a ese hombre con micrófono en mano que salió con la urna donde se iban a hacer los sorteos. Al verlo, la grada estalló de júbilo y lo recibieron como si de Leo Messi se tratase. 

En China, también se estuvo siguiendo el partido con bastante atención. Aunque no tuvo el mismo impacto del que se habló en jornadas anteriores. Hace un mes se estuvo hablando de que 300 millones de chinos verían desde su país el partido. La realidad es que fueron solamente un total de 30.000 los que en algún momento se metieron a ver la emisión. Eso no significa que lo viesen entero, sino que lo vieron en algún momento.

¿Fútbol o espectáculo? Ya que cada uno saque sus propias conclusiones. Lo que si que es cierto, es que la semana que viene el FC Jumilla vuelve a jugar en el Municipal de La Hoya y seguramente, ni la mitad de gente que fue el domingo se enterará de este partido.