Si hace poco comentábamos lo confundidos que se encontraban los aficionados pecholatas por la doble cara que mostraba el equipo en su feudo y a domicilio, actualmente podemos afirmar que esta confusión ha desembocado en indignación.

El último resultado del Mérida en su estadio, un empate con sabor a derrota ante El Ejido, ha provocado cierto enfado entre sus seguidores, aunque no tanto dentro del propio club. Mehdi Nafti, el entrenador, aseguró a posteriori que salían reforzados del último partido, a pesar de que comprendía que el punto en campo propio podría saber a poco.

Es bien sabido entre los apasionados de la Segunda División B que todo club integrante de la categoría de bronce, hasta el más pudiente, tiene que pasar por la conocida y temida “mala racha”. Hasta hoy, el Mérida alternaba, casi en su totalidad, pleno de victorias en casa con empates y derrotas en las visitas. El resbalón local ante el Lorca fue considerado, precisamente, una simple excepción, pero la falta de victorias semana tras semana y, sobre todo, el hecho de ver al equipo duodécimo a 3 puntos del playoff de descenso, están empezando a agotar parte de las reservas de paciencia emeritenses. Esta irregularidad no inquietaba a nadie en la capital extremeña, y menos aún tras haber vencido 2-0 al entonces líder de la clasificación, el Écija. Sin embargo, el nerviosismo comienza a apoderarse de los seguidores del Mérida a consecuencia de la falta de éxito en los últimos partidos.

De momento, parece que la preocupación no se adueña ni del banquillo ni de los jugadores. A pesar de todo, los aficionados siguen confiando en el equipo, aunque nunca lo olviden: el Romano es una caldera para el forastero, pero, a veces, la presión puede volverse en contra del propio anfitrión.