Vaya cosas tiene esto del fútbol. Es increíble lo que se disfruta en campos de grada pequeña y sin techo sobre la cabeza. No importa la cantidad de barro que haya, ni de lluvia, ni la falta de agua, en Segunda B se juega al fútbol, al fútbol de verdad, en el que nada es predecible y el colista vence al líder.

Cuando se junta la emoción de la categoría con un domingo de derbi, la tensión se materializa en el ambiente. 

El Municipal Villanovense es el teatro donde tendría lugar la función de hoy. La casa de "El Villano", que tan poca justicia le hace su nombre. En la grada supletoria, abarrotada, cantaban incansablemente los aficionados del CD Badajoz, escoltando a su querido equipo.

Fútbol en estado puro.

Fuerzas igualadas

Como pudimos comprobar en el Nuevo Vivero, Villanovense y Badajoz son dos equipos con niveles muy parejos, a pesar de tener estilos de juego completamente diferentes. 

Los pacenses son un rival "correoso" para el Villanovense, puesto que, como definió a la perfección Iván Ania en rueda de prensa hace dos jornadas, no es un rival que proponga su juego, lo que le cuesta más afrontar a los serones.

En el caso contrario más de lo mismo. La obsesión por el juego combinativo y lento del Villanovense es un enemigo acérrimo de los visitantes, quienes destacan por su potencia y altura, y por un juego excesivamente directo y precipitado.

Ni Iván Ania ni Marrero introdujeron novedades destacables en sus respectivos onces. Ruano y Alex Rubio entablaron batalla con Tapia y Pajuelo desde el minuto uno. Nada se iba a regalar en el choque.

Los primeros 45 minutos no vaticinaban un buen desenlace para el derbi. Los más entendidos, o más bien atrevidos, pronosticaban un claro 0-0, aunque motivos tenían para ello.

Toda la primera mitad se basó en una sucesión de despejes de una zaga a otra, con jugadas de lucidez de Annunziata y Kamal, que intentaban dotar al partido con un poquito de cordura.

El Badajoz, por su parte, intentaba robar en la línea divisoria de los dos campos para montar rápidamente las contras e intentar pillar en un renuncio a sus rivales, sin mucho éxito. Tan solo consiguió poner en compromiso a Leandro en un par de ocasiones, con Javi Rey y Alex Rubio como protagonistas.

El partido era extremadamente accidentado y tosco, lo que no permitía que el juego continuase su cauce.

"San Jacobo" de Villanueva 

La segunda mitad tuvo un factor condicionante. O más bien dos. Uno se llama Jacobo y el otro Curro. Un Badajoz en bajo estado de forma se fue desinflando a lo largo del desarrollo del partido, pese a los cambios revulsivos introducidos por Marrero.

El Villanovense sabía de la importancia de ganar este encuentro e Iván Ania dio instrucciones de volcarse en ataque. Poco a poco las ocasiones fueron llegando y en la grada se escuchaba la típica frase: "es que estamos atacando en la portería de la suerte". Bien se conocen esto los serones. Ahí anotó Allyson el gol ante el Melilla, Jacobo ante el Cartagena y, el más importante, ahí anotó Elías Pérez el gol que clasificaba al Villanovense para dieciseisavos de final de la Copa del Rey hace dos años.

Se respiraba un ambiente esperanzado.

El ingreso de Jacobo en el campo hizo que los locales subieran una marcha. El extremo madrileño se mostró muy expeditivo y la grada lo notaba y agradecía. 

El cambio llegó con la entrada de Curro. Es sumamente importante la experiencia en la categoría, ya se ha demostrado esto en múltiples ocasiones. El mediocentro andaluz aportó la calma que le hacía falta al partido, mientras que el Badajoz se iba desvaneciendo paulatinamente.

Aunque no sin antes dar un último susto a la grada local, en un contraataque que desembocó en un "tres para tres", pero la jugada se vio frustrada por la alterada zaga serona.

Entonces llegó el milagro. Había mostrado ya el "cartelón" el delegado de campo cuando el Villanovense forzó una falta dos metros pasada la línea divisoria. "Aquí viene", decían los aficionados en la grada. La seguridad con la que lo decían sorprendía incluso al menos escéptico. Pues, efectivamente, ahí venía. En una jugada ensayada, el ejecutor de la falta puso un balón al segundo palo que finalmente acabó en la cabeza de Pajuelo, solo delante del guardameta, pero este se hizo grande ante el capitán y el balón acabó en "pies de santo", que ponían el 1-0.

Es curioso. Todo sucedió como si fuese un dèja-vu. El centro llegó desde la misma banda que ante el Cartagena, en la misma portería, prácticamente en el mismo minuto, con el mismo rematador y el mismo final.

¡Vaya cosas tiene la Segunda B!

Mejores actuaciones

3 PUNTOS JACOBO
2 PUNTOS JAVI BARRIO
1 PUNTO JAVI REY