El Mérida ha pasado en poco más de un mes de ser un Amazonas inundado de goles en contra a convertirse en un auténtico Sáhara donde la sequía de tantos es protagonista, tanto para ellos como para su rival. Sin embargo, esta sequía le ha permitido, paradójicamente, acabar con esa falta de puntos y sensaciones que estaba matando a los emeritenses poco a poco. Dos empates ante dos fuertes de la categoría como son el Cartagena y el Murcia, ambos en puestos de playoff, así como haber mantenido la portería a cero durante tres partidos consecutivos confirman que Loren ha convertido a su equipo en lo que él pretendía: una auténtica roca defensiva que pocos puedan quebrantar.

El empate a cero de esta última jornada en casa contra el Murcia ratifica lo dicho. El equipo romano salió más o menos satisfecho con el punto logrado, y decimos más o menos puesto que, si bien atrás gozan de una seguridad admirable, arriba todo es pólvora mojada. El encuentro constituyó uno de los típicos de la 2ªB: mucho miedo y pocas ganas. No obstante, ambas escuadras disfrutaron de varias ocasiones para adelantarse en el marcador, pero ninguna de ellas pudo aprovecharlas. Un tiro de Germán se topó con el poste de la portería defendida por Biel Ribas cuando aún no se había cumplido el primer cuarto de hora de partido. 15 minutos más tarde, David Mateos debió sentir algo de envidia ante la ocasión del delantero emeritense puesto que también volvería a mandar al palo un disparo, en este caso de falta. Como suponen, el Murcia no hizo un planteamiento del partido muy diferente al del Mérida, por lo que ambos contribuyeron a que el centro del campo fuera el verdadero protagonista de la tarde.

Sin embargo, a pesar de lo poco vistoso del enfrentamiento, ambas aficiones recibieron el punto como si de oro se tratase. Especialmente los romanos, ya no sólo por seguir sumando puntos y confianza, que también, sino por lo que supone anímicamente de cara al derbi más igualado de los últimos años que tendrá lugar el próximo domingo en Badajoz.