Actualmente vivimos en una sociedad capitalista donde el dinero está por encima de todo, siendo indispensable para cualquier cosa. Esto ha sido extrapolado al fútbol. Así lo demuestran los casos de equipos comprados por personas con grandes fortunas, invirtiendo fuertemente en este deporte comprando equipos de fútbol y pagando cifras desorbitadas por jugadores a los que solo unos pocos tienen acceso. En este mundo, al igual que en muchas disciplinas, existen individuos que intentan lucrarse de ello.

En la ciudad de Lorca todo comenzó con la compra de uno de los dos clubes locales, La Hoya Lorca, un equipo de Segunda División B, por parte de Xu Genbao, un exjugador y exseleccionador chino que llegaba para formar un proyecto en la ciudad para conseguir llegar a la Segunda División española. En su primera temporada completa en el club encontró muchas dificultades ya que no pudo jugar en Lorca hasta avanzada la temporada y tuvo que entrenar durante todo el curso en San Pedro del Pinatar, a unos 110 kilómetros de la localidad y que cuenta con unas instalaciones de gran nivel. A pesar de todo esto, consiguió su objetivo y se alzó con el ascenso a LaLiga 1|2|3, categoría de plata del fútbol español.

Xu Genbao en su presentación como dueño del Lorca FC. | Foto: Lorca FC
Xu Genbao en su presentación como dueño del Lorca FC. | Foto: Lorca FC

Todo esto llevó a que una ciudad entera se ilusionara con la vuelta al fútbol profesional, algo que no conseguían desde que el Lorca Deportiva formara parte de la categoría en el año 2006. El proyecto, a pesar de ser el equipo con el presupuesto menor, era ilusionante; aunando juventud y experiencia para lograr la permanencia y con el apoyo de una ciudad que se había volcado de una manera que no tiene precedentes en Lorca, ya que no es una ciudad en la que haya una gran afición por el fútbol local.

Todo esto llevó a que una ciudad entera se ilusionara con la vuelta al fútbol profesional

Tras el inicio de temporada, el club no consiguió afianzarse en el LaLiga 1|2|3 y fue perdiendo puestos en la clasificación, hasta terminar la primera vuelta en vigesimoprimera posición. El mercado de fichajes se antojaba complicado, ya que supuestamente no tenía presupuesto para fichajes, pero todo esto cambió en un solo día, y así comenzó el espectáculo que se vive ahora en la Ciudad del Sol.

A pesar del anuncio por parte de la directiva de que el club no contaba con el presupuesto suficiente, se anunció la incorporación de varios jugadores: Aly Mallé, Didier Digard y Cristian Nasuti. Sorprendía que en estas presentaciones no estuviera ni la dirección deportiva ni Xu Genbao. Pero no fue algo que preocupara excesivamente a los aficionados lorquinos que veían cómo jugadores de calidad llegaban a una plantilla muy necesitada. La situación cambió cuando se filtró que un grupo inversor podría comprar el club. Además de los fichajes, se anunciaron las bajas de varios jugadores: Cristian Bustos, Carlos Martínez, Jaume Valens, Molo, Manel... También comenzaron a entrenar con el grupo, pese a no haber sido presentados, Matías Defederico y Joao Meira. ¿Qué más podían pedir los aficionados en Lorca? Se estaban produciendo incorporaciones de alto nivel para un equipo que no conseguía establecer sus bases en una Liga 1|2|3 que se antojaba cada vez más complicada.

Aly Malle posando con la camiseta del Lorca FC. | Foto: lorcafc.com
Aly Malle posando con la camiseta del Lorca FC. | Foto: lorcafc.com

Un grupo de inversores hispano-brasileños, en su mayoría representados en la persona de Félix Moneo, habían puesto cinco millones de euros sobre la mesa para hacerse con el control del club. Inversores argentinos, chilenos y de Europa del Este también habían puesto su granito de arena para que se hiciera posible. Buscaban un equipo de Segunda División cuyos resultados no fueran los más favorables para desembarcar con todo su capital. Querían formar un proyecto sólido de cinco años que consiguiera mantenerse en Segunda División y poder darle la oportunidad a jugadores del otro lado del charco de debutar en Europa, el sueño de muchos. Moneo, amigo íntimo de José Carlos Peres, presidente del Santos, contó con su aprobación para embarcarse en esta nueva aventura. El empresario navarro volvía a su país natal con ganas de formar un gran proyecto.

El grupo inversor interesado amenazó con retirar a sus jugadores que no habían sido presentados si no se producía la venta de la entidad. Se conoció que algunas de las llegadas como Defederico y Meira habían recalado en el cuadro blanquiazul gracias al capital de este grupo que pretendía hacerse con las acciones del club. Estos jugadores estuvieron varios días entrenando al margen de sus compañeros a la espera de la resolución de la situación.

El grupo inversor interesado amenazó con retirar a sus jugadores si no vendían el club

Ante esta situación, entre los peñistas locales se barajó una protesta contra la directiva a los que consideraban culpables. Estas protestas continuaron hasta que llegó una jornada muy importante para todos los lorquinos. El conjunto de Fabri González recibía la visita de un Huesca que sorprendía a todos con su juego y presentaba su candidatura a conseguir el ascenso a LaLiga Santander. Estas protestas pararon ya que se filtró que se había realizado la venta del club, publicándose fotos del representante del grupo inversor, Félix Moneo, esa misma mañana en las oficinas del club, así como su presencia en el palco en el partido de ese fin de semana. Xu Genbao, todavía dueño del club, le cedió su sitio para que disfrutara de lo que podría ser su nuevo papel.

Toda la polémica parecía resuelta, pero aquí no acabó el barullo. Pasados varios días, no hubo ningún anuncio oficial de la venta del club, y no solo eso, sino que los jugadores que venían del grupo inversor, Defederico y Meira, habían hecho las maletas para abandonar el club. Por tanto, no existe ninguna noticia verídica de cómo es la situación del equipo en estos momentos.

Esta es una de las muchas muestras de cómo actualmente el fútbol se ha convertido en un negocio, en el cual no importa nada que no sea el dinero. Se está jugando con la ilusión de una ciudad que no había visto fútbol profesional en once años. Y también se está haciendo perder el tiempo a unos profesionales que han llegado al club a base de mentiras y que, casi con total seguridad, tendrá que volver a buscar un nuevo club donde poder seguir haciendo su trabajo.