Córdoba y Alcorcón se enfrentaban en la octava jornada de competición doméstica. Ambos equipos llegaban tras dos derrotas al hilo y en consecuencia, con el hambre de ganar en aumento. Los andaluces se aferraban a su feudo para tratar de solventar sus problemas en el aspecto defensivo. Mientras, los madrileños pese a sus buenas intenciones, seguían trabajando en mejorar sus registros ofensivos.

RIGOR TÁCTICO Y POCO FÚTBOL

Con las bajas de Nono y Kadir, el Alcorcón salió con el mismo esquema de siempre, un 5-3-2 solidario, con dos carrileros de gran recorrido y tres hombres en el centro del campo dispuestos a trabajar en todas las facetas. 

Arrancaron los blanquiverdes con mayor ímpetu y buscando romper el orden. Fruto de ello, en el primer cuarto de hora, gozaron de hasta tres oportunidades claras en un lapso de cinco minutos. La primera, tras una internada de Mena por banda izquierda que Markovic no llegó a conectar por bien poco. La segunda, con un Markovic nuevamente activo que logró rematar de cabeza al borde del área pequeña, pero Casto sacó una mano providencial mandando el balón a córner. Y la tercera, un disparo desde dentro del área de Jovanovic, en el que otra vez Casto logró despejar y salvar así a los alfareros. 

A partir de ese momento dio la sensación de ver a un Córdoba que se resignaba y de ese modo el Alcorcón respiró, intentando controlar la pelota, aunque sin crear ningún tipo de peligro sobre la portería rival. Los problemas de gol son evidentes. Tal fue así, que en una primera mitad muy gris e inoperante, el Alcorcón se fue a los vestuarios sin chutar ni una vez a la meta defendida por Kieszek, mero espectador se podría decir. 

AUTODESTRUCCIÓN

Visto lo visto en los primeros 45 minutos, pocos se podrían aventurar a pronosticar lo que estaría por llegar. El descalabro absoluto. En un visto y no visto el Alcorcón fue sepultado. Y Julio Velázquez ya no sabía qué objetos golpear ni dónde meterse. 

En el minuto 51, David Navarro falló de manera estrepitosa y dejó el balón suelto en el área para que Markovic lo recogiera y definiera cómodamente haciendo el 1-0. Tan solo 5 minutos después, la defensa alcorconera volvería a colaborar, como si se quisiera hacer amigo de sus rivales. En una internada de Jovanovic, Sergi Guardiola llegó al remate, pero fue Hugo Álvarez el que introdujo el balón en su propia portería. 2-0. Ya en la cresta de la ola, el Córdoba asestó un salvaje golpe más. Otra vez Sergi Guardiola, trazó un buen desmarque para situarse en una ventajosa posición de tiro, que logró armar para colocar el tercero en el luminoso. Por un momento el Alcorcón no parecía un equipo de fútbol, más bien una lujosa autopista sobre la que circular sin límites algunos. 

Con el encuentro totalmente sentenciado, el Alcorcón pudo conocer a Kieszek y tuvo un par de ocasiones claras a cargo de Borja Lázaro y Álvaro Giménez para recortar distancias, pero nada de nada. Por si fuera poco, en el minuto 83 y para mostrar mayor desesperación, Casto salió fuera del área y paró el balón con la mano, viendo así la tarjeta roja directa. Sin más cambios disponibles, Toribio se puso los guantes pero no le hicieron falta porque el Córdoba se conformó con lo que había logrado y no quiso hacer más grande la herida.

El Alcorcón ya tiene ante sí los puestos de descenso y en apenas cuatro días -hay liga entre semana- tiene una nueva salida de exigencia, ante el Real Valladolid, lo que puede definir la situación actual del club.