El jugador africano, llegado procedente del Almería, se ha convertido en un jugador fundamental en el esquema de Francisco Rodríguez. Titular desde su llegada, ha jugado las 15 jornadas disputadas hasta la fecha además de los dos partidos de Copa del Rey, siendo únicamente suplente en el lejano partido contra el Cádiz correspondiente a la tercera jornada de Liga. Su aporte defensivo y el equilibrio que transmite al equipo, fundamentales.
El CD Lugo es, hasta la fecha, uno de los equipos de moda en la Segunda División española. Ya la pasada campaña, con Luis César Sampedro en el banquillo albivermello, los lucenses consiguieron hacerse notar en una de las ligas más competitivas finalizando novenos. Esta, con el almeriense Francisco Rodríguez en el mando técnico, el equipo ha coqueteado durante varias jornadas con los puestos de ascenso. Y esto es debido al trabajo partido a partido, semana a semana, que realizan los gallegos. Y, sin duda, a su manera de entender los partidos; son un bloque sólido en el que atacan y defienden todos juntos.
Y en este grupo de jugadores comprometidos con una causa común, un nombre destaca alejado de los focos de otros más mediáticos; Ramón Olamilekan Azeez. “Monchiño”, como cariñosamente ya es conocido en las gradas del Anxo Carro, es uno de esos jugadores encargados de la parte más oscura y menos reconocida del fútbol. Una labor que resulta indispensable para que el equipo funcione. Y sus números no engañan, 82 recuperaciones en lo que va de liga y 119 disputas ganadas, además de sus dos goles, lo convierten en el complemento ideal de los capitanes Carlos Pita y Fernando Seoane independientemente de cuál de los dos juegue. El centrocampista que tanto se necesitaba a orillas del río Miño.
Su estilo eléctrico y su esfuerzo en cada partido, han sido reconocidos semana a semana por la afición albivermella. Es el primero en correr a recuperar el balón y también el primero en hacerlo cuando el equipo roba y sale a la contra. Un centrocampista “todoterreno”, capaz de abarcar todo el mediocentro y facilitar así las subidas de sus compañeros. Aporta una gran seguridad en defensa, siendo además un jugador limpio, como demuestran las dos únicas amarillas que ha visto hasta la fecha. Por otro lado, sus caídas a banda en posiciones de ataque se han convertido en otra arma más para el equipo, realizando incluso 12 centros al área. Y es que Francisco, quien ya lo entrenó tanto en el Almería como en su filial entre 2013 y 2014, ha sabido volver a sacar lo mejor del jugador, siendo capaz de transmitirle que su sacrificio por el equipo es necesario; y el nigeriano ha asumido el reto con galones.
En la memoria del aficionado lejos quedan los tiempos del “tiki-taka” con Quique Setién, pero este Lugo de Francisco ha sido capaz de volver a hacer soñar a toda una ciudad, y eso ha sido gracias al trabajo común de un equipo que actúa como tal.