El Lugo viajó este domingo a Huesca con ganas de demostrar que su posición en la tabla era merecida. Y lo hicieron pese a lo que diga el resultado. Los gallegos, en un partido con el liderato en juego, fueron fieles a su estilo planteando el partido desde la posesión de la pelota y el buen juego asociativo. El Huesca, por su parte, también se mostró muy seguro desde el inicio del encuentro, pero decidió basar la idea de su juego en la presión y recuperación, buscando rápidas salidas a la contra aprovechando la velocidad de sus hombres de arriba, que se hacía notar, en especial por las bandas con David Ferreiro y el argentino ‘Chimy’ Ávila, mientras en punta el ‘Cucho’ Hernández correteaba por todo el campo buscando los balones que le mandaban sus compañeros.

En esas se fue desarrollando el partido. Ambos equipos generaban peligro, cada uno a su manera. Pero la suerte iba a sonreír al Huesca. Así, llegaría el polémico penalti generado por ‘Cucho’ Hernández, un peligro constante para la defensa lucense. Melero fue el encargado de transformarlo en gol. El Lugo intentó rehacerse sin perder la cabeza, intentando hacer como que nada había pasado. Y aunque daba la sensación de que el resultado podía cambiar, fue el Huesca el encargado de hacerlo. El ex albivermello David Ferreiro, muy desequilibrante todo el encuentro, aprovechaba una ocasión confusa para transformarla en el 2-0 para los locales. A partir de ahí el Lugo pareció meter una marcha más, generando más sensación de peligro que en los primeros minutos, sensación que no logró transformar en goles. Y así se llegó al descanso.

La segunda parte, más de lo mismo, el Lugo tocaba y jugaba, llegaba al área rival pero, a veces Remiro y otras la puntería, impedían el gol visitante. La defensa del Huesca, muy ordenada, corrió pocos riesgos y también merece una mención. Por el centro, los oscenses mantenían a la perfección la posición, recayendo el peso ofensivo del Lugo en el juego por bandas, donde destacó especialmente Fede Vico, el jugador que más lo intentó para los gallegos. Y en esas de toma y daca, falta a favor del Huesca. Y otra vez demasiado castigo. Gallar, que llevaba pocos minutos en el partido, transformó la falta al borde del área en el 3-0 tras un potente y seco disparo que perforaba las redes de Juan Carlos.

A partir de ahí, de nuevo, más de lo mismo. El marcador no se movió más pese a que ambos conjuntos tuvieron ocasiones de hacerlo, especialmente el Lugo, herido por el resultado. No mereció acabar así el partido para los gallegos pero hay días que la suerte no acompaña. Y fue uno de esos días. Los albivermellos vuelven a casa sin los tres puntos, pero pueden tener la cabeza muy alta tras la imagen que dieron en El Alcoraz.

No fue el día

Al equipo de Francisco pocos peros se le pueden poner. El Lugo realizó un buen partido en cuanto a juego, pero no hubo fortuna. El penalti, dudoso cuanto menos, llegó demasiado pronto, por lo que los gallegos tuvieron que remar a contracorriente desde el principio. Tampoco tuvieron suerte en los metros finales, dónde se puede resaltar un gol anulado por falta previa y un posible penalti a Campabadal, además de las múltiples ocasiones falladas o paradas por un buen Remiro que sólo se mostró dubitativo en los primeros minutos del encuentro.

El Lugo realizó 11 remates, de los cuales tan sólo dos fueron a puerta, por lo que en términos de puntería los gallegos deben afinar más. Y deben hacerlo para aprovechar su buen fútbol, que en este partido se ha quedado sin premio. Quien haya visto el encuentro, sabe de sobra que el marcador no hace justicia a lo visto sobre el verde. Un partido parejo dónde los momentos puntuales (y el balón parado) marcaron la diferencia.

La cabeza alta y la mente fría

El Lugo intentará olvidar el partido de hoy y centrarse cuanto antes en el encuentro de la semana que viene contra el Rayo. Los de Francisco deben de quedarse con lo bueno del partido y deben de ser conscientes de que el juego realizado fue el correcto. En otras ocasiones, como contra la Cultural, el balón acabó entrando. En Huesca no fue así, pero no deben dejarse engañar por el marcador final.

El partido, aunque importante, no es definitivo, así que los lucenses deben demostrar la semana que viene que los ánimos no han decaído y que el equipo es consciente de que jugando así los partidos acabarán por materializarse en victorias. Y el Rayo, que también ocupa los puestos de arriba, es un buen rival para demostrarlo.