Genera debate. La presencia de filiales en la segunda categoría del fútbol español es un tema de discusión que está casi a la altura del inapropiado formato de la Copa del Rey.

Distinguimos dos posturas: los que opinan que es beneficioso para que las principales canteras de nuestro fútbol ofrezcan minutos a los más jóvenes en una competición profesional; y los que consideran que se está entorpeciendo la labor de las agrupaciones humildes, como es el caso del Lugo.

La situación puede continuar por este camino, o puede encontrar su solución tomando como ejemplo la Premier League, donde existe una competición donde solo participan filiales.

Es evidente que la disposición actual beneficia en cierto modo a nuestro fútbol. Es reducido el porcentaje de jugadores de las canteras que acaban con ficha del primer equipo. Lo más habitual es que las fábricas de jugadores nutran a la totalidad de equipos de nuestro país, por lo que no solo se está beneficiando a las escuadras punteras, sino que todos los conjuntos se llevan un pellizco.

Por otro lado, se está complicando el oficio de otros clubes con aspiraciones diferentes. En el partido de ida frente al Sevilla Atl. el Lugo se dejó dos puntos en tierras andaluzas. A sabiendas de que los filiales no pueden promocionar ni ascender a primera división, lo que se generan son pérdidas para los equipos pequeños. Podemos interpretar esto como cuestiones de la propia competición: el filial hispalense es un participante más, y como tal, puede ganar puntos.

El filial del cuadro rojiblanco milita en estos momentos en la Categoría Preferente Norte de Galicia. Su segunda posición y más que posible ascenso a Tercera División puede levantar las mismas quejas en los equipos con los que compite.

La solución a este ‘problema estructural’ es, cuanto menos, compleja. Podemos continuar en esta dirección o plantear un cambio largo y profundo, desde abajo. Para eso se deberán estudiar pros y contras, beneficios y pérdidas. Señor Tebas, le cedo los honores de resolver esta cuestión.