"No hemos podido ganar, y si no podemos ganar, tenemos que sacar al menos un punto". La frase es de Samuele Longo justo al término del partido que acabó en tablas entre Girona y Tenerife. Unos minutos después, aparecía Portu en la zona mixta y soltaba: "Puntuar es bueno. Si no se consiguen los tres puntos, un punto es bueno". Ésta fue una de las impresiones que se llevaron los protagonistas tras el choque frente a los insulares. 

Y ésta es una de las frases que más se repiten en el fútbol: "Cuando no se gana, no hay que perder, hay que conservar el punto". Dicha filosofía pasó por las manos de ambos conjuntos a lo largo de los 90 minutos. Cuando Amath Ndiaye marcó en el minuto 1:32 de partido, el derrotismo podía haberse instalado en Montilivi, especialmente viendo el peligro que llevaban todos y cada uno de los ataques de los hombres de Pep Lluís Martí al área de Bounou.

Sin embargo, el Girona reaccionó muy rápidamente al primer golpe asestado por el senegalés y, en menos de diez minutos, había igualado la contienda merced al tanto de Ramalho en una jugada de estrategia. Los derroteros por los que iba el encuentro en el tramo final de la primera parte, con dos grandes ocasiones de Granell y la presencia constante de los rojiblancos en la zona de Daniel Hernández, hicieron que la frase se instalase de nuevo en la cabeza de los aficionados insulares, que veían cómo peligraba incluso el empate si la tendencia seguía siendo la ofensiva constante de los hombres de Machín.

Ya en la segunda mitad, el encuentro entró en una fase de "quiero y no puedo" por parte de los dos equipos. Amath Ndiaye estuvo mucho más atado por los centrales y el Girona quiso penetrar en la poblada zaga canaria, que supo frenar el ritmo del encuentro con faltas para que el encuentro no tuviera continuidad. "El partido ha estado trabado, ha habido muchas faltas", consideraba Portu, quien dijo que ésa fue la clave del partido. Al final, pareció que catalanes y canarios daban por bueno el empate.