Poco fútbol se vio en Los Pajaritos en el inicio del campeonato liguero. Sobre el tapete se vio un partido tosco y aburrido, de esos que parecen un castigo al espectador. El Levante necesitó bien poco para llevarse la victoria de Soria. Ambos equipos adoptaron roles opuestos: los locales tuvieron la posesión del balón pero sin ideas claras y los visitantes se dedicaron a salir a la contra y arañar tiempo a raíz del 0-1. El equipo levantinista tiene cogida la medida al Numancia, habiéndole ganado en nueve de los catorce partidos disputados entre ambos.

Inicio dubitativo

El partido comenzó como acabó, con poco ritmo, en lo que era una continuación de la pretemporada. Los sorianos llevaban el peso del encuentro pero únicamente se acercaban a la portería defendida por Remiro mediante jugadas de estrategia botadas por el capitán, Julio Álvarez. Estas acciones nunca llevaron el peligro deseado por los locales y hubo que esperar hasta el minuto 38  para ver el primer disparo del Numancia a puerta, merced a una internada de Luis Valcarce que atajó el meta visitante sin problemas.

Mientras tanto, los pupilos de Muñiz se dedicaron a incomodar el juego local, cortando el juego y saliendo a la contra, muy ordenados. Cuando no podía ser así, realizaban faltas que impidieran al Numancia encontrase a gusto en el campo. Con estos derroteros se llegó al descanso. Los granotas estaban cargados de tarjetas y los sorianos no conseguían llevar peligro al área rival.

En la reanudación el partido continuó de manera semejante. Los visitantes se encontraban cada vez más cómodos ante la impaciencia de la grada soriana, que veía cómo su equipo no era capaz de generar ocasiones de peligro. En el minuto 59 todo cambió. La mejor jugada del partido, una contra, acabó con Jason batiendo a Munir y llevando el 0-1 al marcador. Todo se ponía de cara para el Levante. Sin embargo, en la jugada siguiente, los granotas pagaban su agresividad en el primer período con la expulsión de Toño García al ver la segunda amarilla.

De todo menos fútbol

A partir de aquí, la consigna de los visitantes era clara, perder el máximo tiempo posible y, así, ir acercando los tres puntos a tierras valencianas, sin querer jugar a fútbol. Para ello, los hombres de Muñiz se valieron de las clásicas técnicas que desesperaron al público y al rival. Cualquier encontronazo acababa con un jugador tendido sobre el terreno de juego y, si era posible, atendido por las asistencias médicas. Unido a esto, los sorianos no supieron hacer valer su superioridad numérica para buscar el empate. Jagoba Arrasate dio entrada a Nacho y Pablo Valcarce para dar mordiente arriba. El riojano e Íñigo Pérez fueron de los más incisivos en el ataque soriano. Dos disparos del navarro hicieron emplearse a fondo al meta visitante (minutos 63 y 78).

Fue aquí cuando el colegiado del encuentro decidió encarnar el papel de protagonista. González Fuertes parece tenerle cogida la medida al cuadro rojillo. Ya recordaba la prensa soriana esta semana su polémica actuación hace dos temporadas en Montilivi cuando se ensañó con el Numancia expulsándole a dos jugadores y señalando dos penaltis en contra ante la incredulidad de Anquela que acabó también el partido fuera del banquillo y sancionado seis jornadas. Ante las protestas de la grada enfurecida, el árbitro expulsó rigurosamente con roja directa a Unai Medina (minuto 83) y Marc Pedraza, quien tan solo llevaba un minuto en el terreno de juego (minuto 86) por dos entradas a jugadores visitantes. El Numancia pues, acabó con 9 jugadores un partido en el que cometió menos faltas que el rival, siendo víctima del doble rasero impuesto por el trencilla.

Primeros tres puntos que vuelan de Los Pajaritos en un partido en el que el Levante hizo un poco más que el cuadro local, pero sin ser netamente superior. En Soria ya piensan en el próximo viernes, cuando jugarán contra el Getafe.