Tras la increíble remontada acontecida ayer noche en Los Pajaritos recibo un escrito realizado por un aficionado soriano, que aún sin salir de su asombro, se dispone a narrar sus sensaciones tras el final agónico en el que el Numancia remontó al Málaga sobre la bocina. Sin más dilaciones, me dispongo a plasmarla para el deleite de los seguidores numantinos.

"Asombroso. Increíble. Apoteósico. Quizás un poco surrealista si cabe, pero más emocionante imposible. Todavía no encuentro palabras para describir lo que tuvimos la fortuna de vivir ayer sobre el césped de Los Pajaritos y que quedará siempre en el recuerdo de la afición. El fútbol requiere de una mezcla entre calidad, esfuerzo y fe, algo que le hace el mejor deporte del mundo.

El encuentro, de Copa del Rey, tenía como principal aliciente la visita de un equipo de Primera División que, sin embargo, y debido al formato actual de la competición con el enfrentamiento a doble partido, restaba atractivo a un encuentro en el que el favorito, sin duda, era el equipo visitante. La hora del encuentro provocó que los aficionados apuraran hasta el último minuto la llegada al campo, aunque finalmente se llegó a la asistencia habitual.

El partido no fue ni mucho menos vistoso, el único detalle destacable el golazo de Recio a balón parado que nos alejaba de cualquier esperanza de remontada en la Rosaleda. Entonces el cuarto árbitro sacó el tiempo añadido, cuatro minutos que seguirían un guion totalmente diferente. Entre tanto, el guardameta visitante proseguía con la habitual pérdida de tiempo que cualquier equipo lleva a cabo cuando va ganando, algo que no por dejar de ser entendible, encendía a la grada que veía desesperada cómo los andaluces se iban a llevar el encuentro y prácticamente la eliminatoria.

Sin embargo, nadie se movía del estadio, algo tenía ese ambiente, una especie de ilusión, confianza en el equipo o apoyo incondicional que solo transmitía buenas vibraciones. Y es que conviene recordar que hasta que pite el árbitro no hay nada decidido. Los jugadores rojillos encerraron al Málaga buscando desesperadamente el empate. Entonces fue Íñigo Pérez quien sirvió un córner al primer palo que se quedó corto para frustración de la grada, la zaga visitante despejó, pero ahí apareció Nacho Sánchez, para batir por bajo la portería malagueña. 1-1 y la justicia se imponía en el marcador tras una contienda muy igualada.

Pero el fútbol no siempre es justo, y esta vez iba a castigar la racanería del Málaga con un mazazo final. Con el empate, la grada empezó a corear el "sí se puede", algo que todo el mundo tenía en mente para el partido de vuelta pero que llegaría con antelación. Falta en el lateral derecho del ataque del Numancia y el mismo hombre al golpeo, Íñigo Pérez. Entonces, como en un sueño, todo salió perfecto, algo mágico se apoderó de aquel balón que parecía únicamente obedecer a los jugadores rojillos. El centrocampista vasco la puso en la cabeza de Escassi, quien estrelló el esférico en el palo y posteriormente introdujo el rechace en el fondo de las mallas para hacer que Los Pajaritos se viniera abajo. Equipo y afición presos de la locura. "Numancia, Numancia" se podía escuchar a coro en todo el campo. Gritos, abrazos, besos, incredulidad y felicidad al mismo tiempo. Absolutamente increíble.

Viajaremos a Málaga con la intención de no despertar de este sueño. Ese fue el premio a un equipo que nunca se rinde, que siempre busca el gol hasta el último minuto, y que ayer dio un recital de coraje, casta, fe y unidad, los ingredientes clave para conseguir la victoria. Desde aquí quiero dar las gracias a todos los futbolistas, que no dejaron de creer y a toda la afición, que no paró de animar y supo aguantar, creyendo hasta el final."

El equipo de Jagoba Arrasate intentará superar la eliminatoria contra el Málaga en el próximo mes de noviembre, pero antes se centrará en la Liga. Este domingo visita el Nuevo Arcángel, en un encuentro complicado ante el Córdoba.

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