España solventó las dos salidas a Bosnia y Albania, y pone rumbo directo hacia las eliminatorias previas a la fase final de la República Checa 2015. Posiblemente, la selección jugó el peor encuentro de la fase de clasificación, lo que irónicamente provocaría después el descuido de su rival, en el último tramo del encuentro, y la consiguiente definición gracias a la pegada de la selección. En tres meses ha cubierto el 75 por cierto de la clasificación y los números no pueden ser mejores.

Un escenario incómodo

Albania buscó el roce desde el inicio, espoleada también por la buena presencia de espectadores en Elbasan, un ambiente muy distinto al que tuvo Bosnia como local, aunque la hora del encuentro no fuera la más atractiva (14:00). Los de Gega llegaban tras su sorprendente victoria en Hungría y la selección de Lopetegui tal vez saltó al campo con la autocomplacencia del que viene de hacer un encuentro redondo. Cada cosa en su debida porción, pero los datos de la primera mitad lo dicen todo: España no realizó ningún disparo serio a puerta, algo que no puede alegrar ni mucho menos a implicados y seguidores.

Deulofeu volvió a salir en banda derecha, pero el trabajo defensivo en aquel costado apenas le dio opciones. No tuvo espacio para correr y se le vio demasiado incómodo en los controles, despojado de frescura para poder intentarlo en la individual. Cierto es que el campo no estaba en las mejores condiciones, pero a la selección le costó dar velocidad a la pelota, porque, a falta de un césped óptimo, el estadio Ruzhdi Bizhuta de Elbasan si cuenta con unas buenas dimensiones como para distribuirse bien en el mismo.

Incómodo y desacompasado, cada vez que el equipo español perdía la pelota provocaba el rugido del graderío, ante una supuesta contra. Y, con diferencia, la mejor ocasión llegó en una pérdida española que acabó en la banda derecha, donde, tras una serie de rechaces, el balón llegó a los pies de un delantero albano que remató a bocajarro y Pacheco, en una buena intervención, despejó con sus piernas. No se había cumplido el cuarto de hora y el escaso atisbo del juego de España se iba a alargar durante un buen rato.

Lopetegui apostó por José Campaña en el once inicial, pero tal vez no era el día indicado para el técnico jugador sevillano. Su posición estática y la actitud de los jugadores a su alrededor evidenciaban la falta de funcionalidad del planteamiento. La selección debió trabajar más en bloque en la posesión y no lo hizo. El juego no tuvo influencia en la medular y no todo ese mérito tiene que ver con la actitud pegajosa de los albanos.

El juego no tuvo influencia en la medular y no todo el mérito fue de los albaneses

El bagaje español en el primer periodo se resume en dos remates flojos de Sergi Roberto y Amat, tras sendos lanzamientos de esquina, y en un inoportuno tiro lejano de Morata, cuando tenía una buena opción de abrir al costado, con la defensa albanesa descolocada. El delantero del Madrid sigue poniendo actitud en sus intervenciones aunque en Elbasan no se pudo ver su versión más efectiva.

Entre el juego dividido y los arranques individuales fueron pasando los minutos que podían hacer presagiar el primer bache de la selección en el Grupo 4 de clasificación. España no se encontraba a sí misma y Albania se creció. El nueve de los locales, Shkurtaj, se las ingeniaba para buscar la espalda de los centrales tras las pérdidas de los de Lopetegui. Amat tuvo que trabajar de lo lindo en esas correcciones posicionales, pero se las apañó bien.

La progresión arcaica de los jóvenes de Gega no desentonaba tanto con la de los españoles: cada inicio de jugada hacia un costado o hacia los interiores era simplemente pasarle el problema a otro jugador, distanciado y con escasas opciones de avanzar. Solo en el 52, Morata cargó los pulmones e inició una embestida entre defensores hacia la línea de fondo. Como ya no tenía opción de progresar, mandó un pase atrás que Muniain, a la carrera, definió maravillosamente de interior. Una escena demasiado idílica, tal y como se desarrollaba el guión. El chipriota Marios Panayi anuló el gol porque supuestamente la pelota había salido por el fondo. Pudo ser así, pero seguramente por escasos centímetros.

El partido volvió a su realidad. Una pérdida de Deulofeu en banda a punto estuvo de dejar patas arriba la defensa española, que finalmente pudo salvar una contra clarísima. Entonces Albania se fue con todo. Comprobado estaba que su rival no tenía continuidad. Una falta favorable a los locales en campo español pero muy cerca de la línea de mediocampo empujó a que los de Gega subieran en masa. En lugar de colgar el balón, decidieron sacar en corto y ahí estuvo Sergi Roberto para agradecer la incongluencia y el posterior error.

El gesto de Sergi Roberto

El impreciso toque en corto entre los albaneses fue detectado por el catalán, que se abalanzó y puso en marcha ese motor que es tan característico de su juego. Avanzó pleno de potencia, con vía libre hacia la portería de Teqja, pero cada cinco metros giraba el cuello hacia su izquierda; como si ya lo tuviera planeado, esperaba una presencia, y no era la de un defensor. Cuando ya iba a encarar la portería, a una gran velocidad apareció Muniain. Roberto tocó de interior y el navarro, en dos toques, introdujo el balón en la portería. El horizonte no solo tenía ya otro color para el equipo, el gesto del jugador del Barça hacia su capitán fue una evidencia del hermanamiento del equipo, después de que Muniain pasara unas sentidas últimas horas por el fallecimiento de su abuelo.

Ese detalle de gran generosidad dio paso a un partido que tras el 65 cambió de plano, porque, con espacios, esta selección también encuentra su vergel. Albania se había sentido tan cerca que no dudó en seguir adelantando líneas y eso propició que España comenzara a acumular ocasiones. En el 74, Deulofeu regateó hacia la derecha pero su tiro fue a las manos de Teqja. Segundos después fue Oliver Torres quien en una buena jugada individual en la frontal sacó un disparo demasiado centrado. La selección no dominaba, había un ida y vuelta, pero la calidad inclinaba hacia su costado el intercambio.

La generosidad de Roberto dio paso a otro partido

Campaña abandonó el terreno de juego y en su lugar entró Darder, que al poco metió un fabuloso pase hacia Morata, que no pudo definir en el mano a mano con un tiro cruzado. Casi más clara fue la de Samperio, también recién incorporado, en el 86, pero apuró demasiado y finalmente remató al cuerpo del portero, tras asistencia del delantero del Madrid. La sentencia llegó un minuto después. Deulofeu provocó la pérdida albanesa en un avance de estos con las líneas adelantadas.

Cuestión de pegada

Lo que tanto rato había estado esperando. Puso la quinta y en unas “décimas” se vio ante Teqja. Antes de su golpeo, la ironía del encuentro quiso hacer acto de presencia. El catalán armó la pierna y el balón dio un sorprendente bote provocado por la irregularidad del campo, y que en ese lugar parecía acentuarse, pero este inconveniente fue mucho mayor para el portero albanés. Pese a la traba, el hambre de Deulofeu hizo que golpeará el balón de lleno y éste sobrepasó a Tegja como un misil por encima de sus manos. La pegada es otro de los rasgos que siempre se recuerda de este equipo, y en esta ocasión, a falta de encontrar su juego, fue la medicina que tanto necesitaba.

Con esta nueva victoria, la selección tiene prácticamente asegurada la primera plaza del grupo. España no tendría que ganar ninguno sus dos partidos restantes y que Austria venciera en los cuatro que le quedan para que esto no fuera así. E incluso dándose esa situación rocambolesca, la Sub-21 tiene casi asegurado su pase a las eliminatorias previas a la fase final como una de las cuatro mejores segundas. Pero todavía queda mucho para concretar todos los números. No habrá más partidos oficiales hasta septiembre y, antes, los internacionales solo se juntarán en marzo para recibir a Alemania en partido amistoso. El 2014 espera ser un año también fructífero para un equipo en crecimiento.

Fotos: Muniain y Deulofeu ( Inma Martínez y Carla Cortes | VAVEL.com)