El fútbol español tiene asegurado un buen futuro. La selección española sub-17 conquistó el Europeo sub-17 de Croacia y respalda así la confianza depositada en ellos. Pero la victoria no llegó de una forma cualquiera. Pese a que los ingleses se adelantaron primero, el conjunto español supo mantener la compostura necesaria para empatar el partido. Sin embargo, Inglaterra volvía a ponerse por delante en el ecuador de la segunda mitad y dejaba a España tocada.

En ese momento, los chicos de Santi Denia tiraron de verdadera épica y consiguieron empatar el encuentro. Pero no fue un empate cualquiera, el tanto vino de forma agónica: de córner en el último minuto de añadido. Un gol que el mismo Sergio Ramos hubiera podido hacer. Se forzaban unos penaltis con el nuevo formato tie-break que terminaron del lado español.

Una final clásica

El enfrentamiento de la final de 2017 era conocido. Y es que los dos equipos se habían visto la cara en estas mismas circunstancias en dos ocasiones más, con un título para cada una de las partes. La primera ocasión, en 2007, acabó del lado español con un tanto de Bojan. La segunda, en 2010, fue para los ingleses por un total de 1-2. En esta ocasión, ambas selecciones venían de no perder ni un encuentro y ambas buscaban el tercer trofeo de su palmarés en este torneo.

Cuesta arriba

No fue nada fácil la victoria para la selección española. Después de venir de una tanda de penaltis frente a Alemania en semifinales, el equipo tuvo que hacer frente a un encuentro en el que estuvieron bastante tiempo en desventaja. Después de una toma de contacto entre los dos equipos, en el partido comenzaba a cobrar mucha importancia la táctica. En el caso español, la aproximación a la portería a través del pase. En el caso inglés, aprovechando la verticalidad y velocidad de jugadores como Sancho o Hudson-Odoi.

Y, como suele ser habitual en este tipo de partidos, el mínimo error puede tener la peor condena posible: el gol. Así le sucedió al conjunto de Santi Denia, que erró en la salida de balón por la banda derecha. Hudson-Odoi conseguía hacerse con el balón y mostraba al público de lo que era capaz: internada con la pierna derecha y balón a la escuadra opuesta, con un ligero roce en la defensa española. Era el minuto 18 e Inglaterra se adelantaba. 

Sin embargo, España no se amedrentó y consiguió empatar y lo hizo con el añadido del denominado efecto psicológico: a dos minutos del descanso, en el 38. La sub-17 conseguía trenzar una buena jugada. Moha filtraba un pase entre líneas hacia el desmarque de Abel Ruiz, que vio la incorporación al área del lateral Morey. El jugador del FC Barcelona no fallaba y batía a Bursik. Con tablas en el marcador, el partido se iba al descanso.

Final épico

Con la vuelta de vestuarios, el encuentro volvía a coger la tónica del comienzo del partido. Volvía la especulación y el control táctico. Y esto acabó favoreciendo al equipo inglés, que en el ecuador de la segunda mitad volvía a aprovechar un error en la contundencia defensiva española para ponerse por delante. Un rechace en defensa le caía al centrocampista Foden, que batía a Álvaro Fernández y ponía el 1-2.

España veía como la historia de la primera parte se repetía. Santi Denia no dudó en hacer los dos primeros cambios: Beitia por Orellana, que se retiraba con molestias, y José Alonso por Blanco. El conjunto español cercaba la meta de los ingleses pero no encontraba claras ocasiones de gol. El encuentro parecía morir y la victoria se encaminaba hacia los ingleses, pero la épica se apoderó de España y del final del encuentro.

El partido se volvía tenso cerca del final e Inglaterra no cedía huecos. Santi Denia daba entrada a falta de dos minutos más añadido a su último cambio, Nacho Díaz. El árbitro añadía un total de 6 minutos y el encuentro se iba hasta el 86. Abel Ruiz forzaba un córner que José Alonso botó y que terminó con el recién ingresado alzándose sobre la defensa inglesa y cabeceando a portería. Bursik fallaba en la atajada y España empataba sobre la bocina. El partido llegaba a los penaltis.

Inglaterra había dado salida a dos de sus mejores lanzadores (Sancho y Hudson-Odoi) en buscar de preservar el resultado. Y la jugada les acabó saliendo mal. España, por su parte, se enfrentaba a los fantasmas del año anterior, en el que perdieron la final desde los once metros frente a Portugal. Pero esta vez con el formato tie-break (con cambio de orden cada ronda de lanzamiento) la cosa fue distinta. La selección aprovechaba los dos lanzamientos seguidos mientras que Inglaterra fallaba los suyos, quedando así un total de 4-1 tras el tanto definitivo de Chust. España se coronaba campeona de Europa sub-17 por tercera vez.