El Sevilla prácticamente dijo adiós a sus opciones europeas de pleno derecho para la próxima temporada. A finales de Junio se verá si el TAS mantiene la sanción al Málaga y le otorga al conjunto hispalense un premio inalcanzable en lo futbolístico.

Ahora toca reflexionar. Atrás queda una temporada llena de empuje y de intensidad carente de fútbol y de contundencia en el terreno de juego. Sólo una victoria a domicilio en el campeonato es insuficiente para un equipo que busca una plaza europea. El año parecía próspero cuando en la tercera jornada el combinado de Míchel ganaba al Madrid. Por cierto un entrenador que renovó sin haber cumplido los objetivos y que se marchó con el 5-1 como recuerdo.

Llegó Unai Emery con el reto de meter al equipo entre los mejores, pero ni con una gran racha de victorias como local ha sido capaz este plantel de lograr los objetivos, todos mal gastados en las excursiones por los campos de España. Emery al menos deja buena sensaciones. Equipo aguerrido, que presiona arriba pero sobre todo que cree que puede ganar los partidos.  En medio de todas las buenas intenciones,  en invierno llegó Stevanovic, extremo al parecer con muchas ofertas en el panorama continental y por el que no se podía esperar a que acabase su  contrato en Junio. De paso, el bosnio le quita la plaza restante de extracomunitario a Bryan Rabello, joven chileno incorporado en el mercado estival para intercalar sus apariciones con el segundo y el primer equipo y que sólo disputó 50 minutos frente al Valladolid. Si eso es intercalar apariciones yo lo llamo falta de planificación. Además también se traspasa a Spahic, enmascarándolo en una cesión y se deja a la defensa, punto  más débil de la plantilla más endeble si cabe. Ni Botía, ni Cicinho, dos fichajes son titulares a día de hoy.

Lo mejor  para el Sevilla F.C es que todavía, tras este despropósito de año, hay opciones europeas. Y las hay porque la mediocridad abunda en la zona media de la tabla. Nadie gana, nadie da un golpe encima de la mesa, y parece que excepto el Betis, que ayer se olvidó de hacerlo, nadie quiere ocupar una plaza noble.

En dos semanas se cierra la temporada. De momento no sabe cómo aunque si se intuye. Hasta el propio Navas es consciente del panorama, y ya se plantea una salida al final de la Liga viendo la realidad del equipo de sus amores. O las aspiraciones son muy altas o la base del equipo es muy floja. Lo que está claro es que algo no funciona. En eso Monchi si  tiene razón. Ahora, a Del Nido le toca pensar e inventarse un Sevilla que motive a la afición para el próximo año. Aunque en la Junta general de accionistas lossevillistas le apoyaron, en el Ramón Sánchez Pizjuán cada día está más solo.

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Sobre el autor
Ignacio Cáceres Dastis
Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Natural de Sevilla, pasé el último año en Londres y ahora en Madrid donde curso el Máster de Periodismo Deportivo de CES. Amante, del fútbol y del toque. Siempre al pie por favor