Aunque fuera un partido de consolación, el Sevilla se lo tomó en serio. Con una joven mezcla de teóricos titulares y suplentes con canteranos. Es decir, más probaturas a falta de una semana para el comienzo liguero. Un comienzo que no tendrá presumiblemente parecido con lo hoy acontecido en Carranza, puesto que el Valencia pondrá más en jaque al equipo de Emery de lo que hoy lo hizo el Cádiz.

Y es que el Sevilla fue superior. Una jugada de Jairo, bien hoy, al poco de echar a rodar el balón lo hizo patente. El cántabro volvió loco a su defensor junto a la cal. Ese destello contrastaba con un Cádiz voluntarioso que intentaba poner en aprietos a Beto. No lo conseguía. Si Denis, que volvió a desplegar su calidad tomando la batuta delante por detrás de Juan Muñoz, poco participativo en el día de hoy. 

Las ocasiones empezaban a llegar y el Sevilla se gustaba ante un rival que no podía contener las acometidas rojiblancas. Prueba de ello, lo que ocurrió entre el minuto 25 y 27. El conjunto de Emery disponía de un carrusel de ocasiones que complicaban la vida a Ricky Alonso, el portero cadista. En uno de esos acercamientos, un corner botado por Denis encontró la cabeza del polaco Krychowiak, que adelantó al Sevilla encarrilando así el partido.

Y nada más sacar de centro, la presión sevillista provocaba un robo de Krychowiak, que además asistía con calidad para la llegada de Denis Suárez por banda izquierda. El pontevedrés no se puso nervioso en el mano a mano y amplió la ventaja. 2-0 y partido casi finitiquitado. La primera media hora fue netamente sevillista y el marcador así lo atestiguaba. Antes del descanso, la escuadra gaditana intentó sin éxito responder. La primera parte acabó entre sustituciones e igualdad en el terreno de juego.

Tras el intermedio, Emery dio refresco a su delantera e introdujo en el campo a Iago Aspas, que sería uno de los protagonistas del partido. No por su fútbol, sino por una tangana que se propició tras un patada que recibió en un contragolpe. Kike López fue el verdugo del atacante gallego. Le propinó un cabezazo tras encararse con Aspas y el colegiado no dudó en expulsarlo del partido. Eso no hizo más que agravar la tensión del choque y una multitudinaria gresca se organizó en la banda. El árbitro saldó el incidente con amarilla para Aspas, que además fue sustituido ante su sorpresa.

Emery dio entrada a Vidal. Otro que fue nombre propio del choque. Este si por su calidad futbolístico, que quedó patente tras un disparo desde la frontal que se coló por la cepa del palo izquierdo cadista. La expulsión y el 0-3 daban por tramitado el partido y dejaban unos minutos finales que se convirtieron en un correcalles sin acierto para los atacantes. 

No es posible cerrar está crónica sin mencionar la labor oscura y eficaz de dos canteranos rojiblancos. Ellos son Francisco Tena y Carlos Garrido. El primero, dio sentido a su equipo y se conjuntó a la perfección con su compañero polaco. Tena hizo de todo y todo lo hizo bien. Por otro lado y un poco más retrasado en el campo, estuvo Garrido. El central sevillista dio muestras de su jerarquía y acierto en el corte y salida de balón. Ocuparon posiciones complicadas cumpliendo con nota y demostrando al entrenador que en la factoría sevillista hay recambios de garantías para el primer equipo.

Tras esta participación agridulce en el LX Trofeo Carranza, el Sevilla ya piensa en su debut liguero. El próximo sábado 23 de agosto recibirá al Valencia CF en el estadio nervionense con la intención de comenzar con buen pie el torneo de la regularidad. Veremos si las nuevas incorporaciones tienen sitio en el once como ocurriera en Cardiff o si Unai apuesta por los que le dieron la gloria en Turín.