El Sevilla luchó hasta la extenuación por elevar a leyenda un año maravilloso, sin embargo, el Barça volvió a cruzarse en el camino de los rojiblancos en una prórroga donde Jordi Alba y Neymar anotaron los goles que dieron el título a los culés. Los pupilos de Emery no supieron aprovechar la expulsión de Mascherano en la primera parte ni la lesión de Suárez en la segunda y dejaron pasar los minutos sin inquietar la portería blaugrana hasta que en la prórroga, ya en igualdad de fuerzas por la expulsión de Banega, el Barça impuso su supremacía física y técnica para decantar el encuentro.

Por si las bajas de N´Zonzi y de Kolo y el esfuerzo realizado en Basilea no fuera poco, horas antes del comienzo del encuentro saltaba la noticia de que Krychowiak arrastraba unas molestias que podían impedirle disputar el choque. No obstante, el polaco volvió a hacer gala de la raza que le caracteriza y saltó al terreno de juego infiltrado. Salvo la novedad obligada de Iborra por N´Zonzi, el once era el mismo que pasó por encima del Liverpool en tierras helvéticas. Sin embargo, se podía observar una pequeña variación táctica. Iborra más acostumbrado a ejercer de segundo delantero ocupaba zona de tres cuartos para ayudar a Gameiro en el ataque. Coke, que en un principio partía en la banda, tendía al interior para equilibrar el hueco dejado por Iborra y para cubrir las subidas de Mariano, que, como buen carrilero brasileño, tenía la banda para él.

Sin ambición

El guión inicial planteado por el técnico sevillista tomó fuerza cuando Mascherano agarró a Gameiro y lo derribó siendo el último hombre. Con un jugador más, el Sevilla fue superior tácticamente, pero el cuadro catalán no pasó apuros. Más posesión de balón para nada. El Barcelona esperaba su momento agazapado atrás con un Pique imperial y un Iniesta que se multiplicó ante la desaparición de los astros, que estaban eclipsados por la buena actuación de la zaga andaluza. Sin embargo, el momento del Barça llegaría al filo del pitido final. Messi filtra un balón a la espalda de la defensa del Sevilla y Banega tiene que derribar a Neymar cuando éste ya encaraba a Sergio Rico. El argentino expulsado, diez contra diez.

Equilibrio de fuerzas

Un cuarto de hora antes, Emery había decidido dar entrada a Konoplyanka para lanzarse al ataque y sentó a Mariano, que estaba anulando al brasileño Neymar. A partir de entonces el equipo se descompensó. En la prórroga, sin el faro que iluminaba el juego sevillista y sin apenas fuerzas, el equipo no era más que un títere en manos del Barcelona. Messi volvió a buscar la espalda de la defensa sevillista para encontrar la subida de Alba por la izquierda y el lateral catalán, ante la atenta y distraída mirada de Rico, cruzó el esférico. El gol fue un mazazo del que fue imposible reponerse. Neymar daría la estocada definitiva en el descuento de la segunda parte de la prórroga.

Temporada histórica

La final de la Copa del Rey, que por momentos recordó a aquel choque que se disputó a mediados de agosto en Tbilisi, supone el cierre a una gran campaña realizada por los sevillistas. Los de Emery empezaron la temporada deslumbrando al mundo y la acaban de la misma manera, pero de nuevo los minutos de más se interponen entre el título y el Sevilla. El conjunto rojiblanco volverá en agosto a la competición oficial con dos Supercopas y la ilusión de volver a disputar la Champions League. Antes de eso, afición y equipo disfrutarán en la tarde de hoy del quinto entorchado en la Europa League. Para estar muy orgulloso de lo conseguido.