Sin nada que perder, así saltaba el Sevilla al Nou Camp en el partido de vuelta de la Supercopa de España. Tras el 0-2 de la ida, los andaluces se presentaban en Barcelona dispuestos a no da por perdida la final a pesar del adverso resultado. Los de Sampaoli sabían de lo complicado del resultado pero en pleno proceso de adaptación al nuevo sistema del técnico argentino, enfrentarse a uno de los mejores clubes del mundo podía ser un gran test.

Todo o nada

La premisa de Sampaoli teniendo en cuenta el once presentado en el Nou Camp era de ir a por todas, dando igual perder por dos, tres o cuatro. Hasta siete novedades introdujo el conjunto andaluz en relación a la ida disputada el pasado miércoles. Exceptuando a Sergio Rico, Gabriel Mercado y Diego González, el resto de futbolistas eran de corte descaradamente ofensivo. La pólvora que puso en ataque el técnico argentino era digna de admirar pero ya se sabe, no por tener más jugadores atacando se tienen más ocasiones o se marcan más goles. Konoplyanka, Ganso, Sarabia y Ben Yedder buscarían perforar la portería defendida por Claudio Bravo.

No por tener más jugadores atacando se tienen más ocasiones o se marcan más goles

El FC Barcelona por su parte no dudó en introducir hasta seis novedades respecto al partido de ida. Luis Enrique decidió darle minutos a los jugadores que son teóricamente menos titulares y que tienen que ganarse esta vitola con partidos como estos en los que aparentemente hay poco en juego pero con los que el preparador asturiano puede llegar a sacar muchas conclusiones de cara a futuribles rotaciones.

Un inicio calcado

El partido comenzó de una forma ciertamente parecida al partido de ida. El Sevilla se volcaba sobre el terreno de juego blaugrana en busca de un gol tempranero que pudiera inquietar a los locales. La única diferencia respecto al choque en el Sánchez Pizjuán fue que los andaluces en esta ocasión si crearon ocasiones de gol gracias a esa presión sumamente efectiva.

Los andaluces crearon ocasiones en el inicio del partido

A los tres minutos, Ben Yedder en dos ocasiones y Ganso tuvieron hasta tres ocasiones para perforar la red de Claudio Bravo. Entre la defensa, el poste y el propio guardameta chileno desbarataron las ocasiones más claras hasta el momento de toda la final para los nervionenses. Sampaoli se desesperaba en la banda ya que veía como un golpe de efecto rápido se diluía como el azúcar. Lo peor vendría pocos minutos después.

Arda trunca las ilusiones sevillistas

Poco le duró al Sevilla las esperanzas de poder, al menos, darle un susto al FC Barcelona. A los 10 minutos de partido, Messi cogía el esférico y en una muestra más de su inmensa calidad se la daba a Arda Turan para que el turco la cruzara el palo izquierdo de Sergio Rico y el balón acabara alojado en el fondo de las mallas, tras pasar por debajo de las piernas del portero hispalense. Los rojiblancos se colocaban por detrás en el marcador y se truncaban las pocas esperanzas de buscar al menos un resultado positivo.

El colmo del penalti fallado

Cuando algo puede salir mal, saldrá. Esta es la máxima de la conocida ley de Murphy, y esto es lo que parece que le está pasando a este Sevilla en el comienzo de la temporada. En el partido de vuelta de la Supercopa de España no se rompería la tónica y tras unas manos de Umtiti en el área barcelonista, el colegiado señalaba el punto de penalti. El encargado de lanzarlo era Vicente Iborra y el valenciano no lo pudo hacer de peor forma. Claudio Bravo apenas se tenía que tirar a su derecha y despejar el esférico.

El lanzamiento de penalti de Vicente Iborra no fue el mejor de su carrera deportiva

Con el Barça muy cómodo y el Sevilla buscando la portería rival a base de chispazos se llegaba al final de la primera mitad con la sensación de que los andaluces aún tenían algo que decir pero no se sabía muy bien si para seguir luchando por la remontada o para ser humillado en la segunda mitad.

Arda, MVP

Con el pitido inicial del segundo tiempo se podría esperar a un Sevilla que saliera en tromba y en busca de al menos el empate y quién sabe si un triunfo de postín en el Nou Camp, nada más lejos de la realidad.

Sergio Rico no estaba teniendo su mejor noche como portero de los nervionenses

En el primer minuto Arda Turan recibía un regalo de la defensa sevillista y golpeaba el esférico de forma magistral para tras una parábola colarla por la escuadra ante la mirada inoperante de Sergio Rico. El guardameta no estaba teniendo su mejor noche como portero de los de Nervión. El gol era más que definitivo para que los hombres de Sampaoli dejaran de soñar con sacar algo positivo del choque.

Messi da la puntilla… de cabeza

Con el partido y la eliminatoria más que sentenciada, el Barcelona se dedicaba a tocar sin ninguna prisa y a buscar maravillas para contentar a su público. Una vez más, una de esas genialidades llegó de la cabeza, esta vez, de Messi. El argentino recibía un gran centro desde la izquierda de Digne en el minuto 56 y remataba casi de espalda. El balón salía cruzado y a poca velocidad pero, una vez más, Sergio Rico rubricaba su nefasta noche con otro tanto. Un 3-0 que resumía a la perfección lo que había sido este partido salvo los primeros minutos de los andaluces, superioridad azulgrana.

Sergio Rico rubricaba su nefasta noche con otro tanto

El Sevilla culmina de esta forma tres partidos en dos finales para olvidar. El mejor fue el de la Supercopa de Europa pero en definitiva se terminó perdiendo porque en fútbol por mucho que algunos no quieran verlo, lo que importa son los resultados en primera instancia. El buen fútbol y las florituras son cosas de equipos grandes y de momento este Sevilla tiene mucho que hacer para llegar a ser un equipo grande. Empezando por el portero y terminando por un delantero que muerda y se parta la cara por un escudo que muchos querrían vestir pero que hoy en día no es ni el menor reflejo de lo que fue no hace muchos meses. Aún es pronto para juzgar con los suficientes argumentos pero la afición rojiblanca espera que no llegue a ser tarde para enmendar un proyecto que no ha empezado nada bien.