El campo zaragozano estaba deseando acoger al conjunto sevillano, lo que sus aficionados no sabían es que iba a ser un partido para la historia en el que habría un juego muy parejo, numerosas faltas, grandes tiros y paradas y sobretodo expulsiones que causarían el descontrol del encuentro.

Un primer periodo muy equilibrado

El primer periodo comenzó muy activo por parte de ambos conjuntos, se veía a un Zaragoza bien colocado en el campo con llegadas abundantes aunque con efectividad escasa, mientras que el Sevilla Atlético tenía la posesión y control mayoritario del juego, pero sin embargo sus llegadas a puerta eran menores.

Los de Diego Martínez llevaban a cabo pérdidas tontas de balón que conllevaban que centrales o defensas se vieran dispuestos a hacer falta, teniendo en cuenta que alguna de ellas podían causarle demasiado peligro. Para salvar a los franjirrojos de estas situaciones tan comprometidas llegó Ondoa, el guardameta camerunés, que se marcó una gran primera parte.

Los locales luchaban contra un filial que tenía la posesión y el juego, ellos mientras tanto apretaban a los franjirrojos para conseguir de este modo disminuir el toque de balón del conjunto visitante. Sin embargo con el trascurso de los minutos el Sevilla Atlético iba aumentando sus llegadas de peligro, una de ellas fue la llevada a cabo por Yan Eteki, jugador franjirrojo, que tras irse de numerosos defensas dio un mal centro atrás que cayó en las botas de Cotán dejándola corta para Curro, que finalizó su jugada con un disparo que no causó peligro alguno.

Esa jugada fue la que envalentonó a los de Diego Martínez, que a partir de esa ocasión, consiguieron llegar con más eficacia al área de los blanquillos. Llegó hasta tal punto ese control y asentamiento en el campo rival, que en el minuto 38, tras un espléndido centro de David Carmona, Marc Gual, ponía el 0-1 en el marcador tras cabecear ese balón de forma fulminante.

Tras finalizar el primer tiempo los de Raúl Agné se fueron al vestuario con ganas de más, ya que habían dejado que el Sevilla Atlético se creciera, dejándoles jugar en su misma área y permitiéndoles la mayor posesión del esférico, sin embargo los de Diego Martínez se iban contentos por ese gol tan merecido en un gran campo rival.

Descontrol en el segundo periodo

Tras el pitido inicial de la segunda parte el Zaragoza empezó con mucha intensidad, se hacía notar las ganas de los blanquillos de empatar el encuentro contra el filial sevillano, tanto fue así que fue necesario el disparo de Ivi para cortar la largo posesión y control de los locales. El disparo no causo mucho efecto ya que pocos minutos después Edu García cabeceaba un balón que tenía firmado el empate, pero gracias a los grandes reflejos del guardameta hispalense no entró.

El Sevilla Atlético intentó frenar la subida del conjunto maño que no dejaba de presentarse en el área del camerunés, aunque sin poder introducir el esférico dentro de la portería franjirroja, todo fue gracias a Ondoa que comenzó el segundo período como terminó el primero, fuerte bajo palos.

La desesperación del Zaragoza era tan grande que las faltas eran muy comunes cada vez que querían robar balón y montar jugada, todo fue a más cuando entró en el campo el lesionado, Borja Lasso, que nada más pisar el terreno de juego consiguió anotar un gol, aunque fue fuera de juego. Pero la actividad del filial iría disminuyendo tras la tarjeta amarilla al portero franjirrojo tras haber retenido el esférico, tanto fue así que la falta lanzada en el borde del área por Edu García se convertiría en el empate del conjunto local.

A partir de ese instante los de Raúl Agné se vinieron arriba, y más aun con una grada que rugía y cada vez exigía más a sus jugadores. A todas las pérdidas de tiempo llevadas a cabo por el conjunto sevillano se le unió la jugada desconcertante de Ondoa, que tras despejar el balón salió bajo palos tras este, enviándolo fuera sin posibilidad de volver rápido a portería, por ello decidió retener el balón, locura que le costó la segunda amarilla y junto a ella la tarjeta roja.

Diego Martínez expectante tras todo lo acontecido decidió que José María Amo, el juvenil sevillista, se ocupara la posición de guardameta. Y unos minutos más tarde y con una presión casi imposible de los visitantes, Marcelo Silva hacia una entrada muy peligrosa que recibía la segunda amarilla, tras esto ambos equipos constaban ya de diez jugadores.

De forma increíble en el minuto 93 pitaron una falta a favor del Sevilla Atlético, cuando todos creían que el partido no iba a ir a más, Ivi lanzó un potente disparo que antes de llegar al guardameta dio un bote, impidiendo que este pudiera interceptarlo, justo en ese momento apareció de entre la defensa Cotán que empujó el rechace y consiguió anotar el gol de la victoria.

Así pues, nueve jornadas después los chicos de Diego Martínez vuelven a celebrar un triunfo, justo antes de recibir al Córdoba CF en un apasionante derbi andaluz.