Sevilla y Espanyol se verán las caras en la que será la primera jornada de la Liga 2017/2018. El sábado 19 de agosto dará comienzo la competición para los dos equipos en el Sánchez Pizjuán, un estadio que, a priori, cualquiera desearía evitar en su primer partido oficial de la temporada.

Buenos resultados y buenas sensaciones 

Los de Quique Sánchez Flores llegan al inicio de la campaña tras realizar una notable pretemporada (3V 2E 1D), en la que de seis amistosos disputados tan solo han hincado la rodilla en uno de ellos, frente al Nápoli por 2-0. Cabe destacar la victoria contra el rival de mayor renombre de todos los enfrentados, el Borussia Dortmund. El resultado adquiere más prestigio al haberse producido en el Signal Iduna Park, que vio como Pablo Piatti inclinaba la balanza de cara a los visitantes con un solitario gol a quince minutos de finalizar el encuentro. No hay duda de que el equipo catalán pondrá las cosas difíciles y mucho a un Sevilla que solo contará con 72 horas de descanso tras el periplo en Turquía por la previa de Champions League.

Si el marcador al finalizar los partidos fue convincente, la actuación de los jugadores da todavía más confianza a la afición perica. La solidaridad defensiva propia de todos los equipos de Quique Sánchez Flores se hizo palpable ya la pasada temporada, pero al esfuerzo innegociable se ha unido en este comienzo de campaña una mayor capacidad para salir con el balón jugado. La intención es dejar de vivir solo de contraataques y poder ser capaces de dirigir el juego cuando la oportunidad se presente.

Mismo bloque con interesantes incorporaciones

Para conseguir el objetivo de mantener la posesión del balón ha sido muy importante el fichaje de Esteban Granero: el exrealista tiene los rasgos perfectos para el mediocentro que buscaba Quique, que podrá dejar de vivir casi únicamente de la velocidad de Jurado, Aarón, Piatti y Gerard Moreno. También ha llegado un viejo conocido de la afición blanquiazul y de los seguidores de la Liga: Sergio García. El experimentado '9' deja Qatar tras dos años y regresa a la que siempre fue su casa. Con 34 años es comprensible que el nivel de juego de Sergio sea un atisbo de lo que un día fue, pero con ello también se reducirá su exigencia. De sexto hombre, como se diría en NBA, puede que el mito perico desatasque más de un partido desde el banquillo. También han llegado Mario Hermoso, procedente del Madrid Castilla y Naldo, desde Krasnodar. 

Sergio García, presentado con el equipo de sus amores. Imagen: RCD Espanyol
Sergio García, presentado con el equipo de sus amores. Imagen: RCD Espanyol

Además de los que vienen, la columna vertebral del Espanyol se queda. Tras las bajas de los irregulares Jose Antonio Reyes y Caicedo unidas al adiós de Diego Reyes (comprensible después de su notable temporada), era necesario atar jugadores como Diego López, Piatti o Baptistao, cuya continuidad no era segura al no pertenecer al RCD Espanyol. De esta manera se mantiene el bloque que cerca estuvo de entrar en competiciones europeas la pasada temporada, y la grada ve como puede seguir soñando con jugar la Europa League en un futuro próximo.

Confianza en hacer algo importante

Aún siendo conscientes de sus limitaciones, tanto plantilla como afición encaran esta nueva temporada llenos de esperanza. Volver a pelear por entrar en Europa, se consiga o no, es un estímulo para unos pericos que desde que llegó Quique ven la vida de otra manera. El madrileño ha sido capaz de modelar un equipo que, con sus armas, no es nada fácil de vencer. Sumado a ello, el hecho de volver a contar con un ídolo al que admirar, algo que no ocurría desde que Tamudo abandonó el club, supone una inyección de moral casi tan necesaria como la de volver a ganar.

El Espanyol quiere volver y se ve capaz de hacerlo. Como primera prueba tendrá a un Sevilla que, bajo la atenta mirada de La Giralda y el respaldo de una marea incontenible, buscará cortar las alas pericas.