Ya son cuatro las derrotas consecutivas que lleva el equipo de Abelardo y aunque alguna pudiera llegar a ser justificable por medirse a grandes equipos de la categoría la situación comienza a ser preocupante. Preocupante a nivel de juego más que a la hora de observar la tabla ya que es demasiado pronto como para poner la voz de alarma. Acaba de finalizar la jornada 7 y hasta la 38 aún hay muchos puntos por repartir. Pero hay ciertos aspectos que ya pueden ser “criticables”.

Un gol en el tiempo de descuento que decanta el marcador hacia un lado es como tirar una moneda al aire, cuestión de suerte. Pero quizá, en el fútbol, también es cuestión de insistencia. No se puede decir que los 3 puntos que ha perdido el Sporting sean materia de mala fortuna más bien de todo lo contrario. El empate se antojaba milagroso, y, por muy manido que este un dicho, hasta que el árbitro no pita el final del partido los puntos no se reparten.

En principio, este equipo estaba construido para ser una versión 2.0 de los guajes. Una adaptación mejorada, una producción con mayor presupuesto y con un salto de calidad que relajase las gargantas de los aficionados rojiblancos en la recta final de la temporada. Incluso, que hiciera disfrutar a la Mareona. Se han visto destellos de lo que puede llegar a ser, pero, inexplicablemente se han difuminado. El toque y el buen juego que por momentos ha deslumbrado al Molinón se han ahogado en un balón que de una patada se despeja sin miramientos. Y es que se pueden perder partidos, se pueden perder puntos pero no se puede perder la forma de jugar. Tampoco bajar los brazos.

Por primer vez en mucho tiempo la efectividad del Sporting es asombrosa. Si el Sporting dispara a puerta es posible que acabe en gol, el problema reside cuando apenas se llega a puerta. Ante el Dépor durante los primeros 45 minutos el Sporting no tiró a puerta. Y en la segunda parte su único acercamiento acabó en gol.

Esta semana sin competición liguera debe servir al equipo del Pitu para reencontrarse, para descubrirse como el equipo que tanto gustó en las primeras semanas, para disfrutar del juego y para hacer disfrutar a una afición que ya desea celebrar una nueva victoria que la permita respirar sin deber vidas. 

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Sobre el autor
Estefanía Lorenzo
Periodismo en la UPV/EHU