Después de la desastrosa temporada que el Sporting ha brindado a sus seguidores, los aficionados rojiblancos tenían la difícil tarea de escoger al mejor jugador del equipo, el más regular, el que mayor seguridad ha aportado al equipo en los últimos 38 partidos. Y no ha sido otro que Iván Cuéllar, portero tan titular como cuestionado en algunas fases de la temporada, algo que algunos tornaban como injusto, aunque otros lo mantuvieron hasta el último encuentro. Personas que consideraban que Mariño estaba preparado para ser titular, aunque finalmente Rubi, al igual que el resto de la afición, tal y como ha demostrado este premio, apostó por él hasta el final. 

Lo cierto es que, a pesar de errores puntuales, como el tan insignificante como aparatoso que tuvo frente al Betis y que supondría el empate para los verdiblancos, ha sido una de las garantías sportinguistas, uno de los pocos que se salvan este año. Si no hubiese por sus intervenciones, probablemente el equipo habría descendido mucho antes. Manos milagrosas, reflejos que a priori parecían imposibles y, como no podía ser de otra manera, los penaltis parados que hacían a la afición levantarse de sus asientos. Cómo no recordar aquella pena máxima del Deportivo de la Coruña en El Molinón, cuando Pichu frenó lo que podría suponer la victoria de los gallegos, algo que posteriormente se confirmaría y que, para muchos, fue una de las confirmaciones del descenso. 

No resultaría extraño que fuese uno de los premios más amargos para el extremeño, pues ser el mejor en una de las peores temporadas del equipo gijonés en su historia, no debe ser motivo de celebración por parte de nadie. Sin embargo, cada uno tiene lo que se merece, y es obvio que Cuéllar, a pesar de las críticas anteriormente mencionadas, también es uno de los futbolistas más queridos de la plantilla. Recoge muchas veces el testigo de capitán, anima sin cesar a sus compañeros y los regaña cuando cree que necesitan un toque de atención en el campo, tiene el mismo ímpetu que podría tener cualquier aficionado, y eso, es una de las cosas más importantes para los aficionados. 

Todos estos detalles son valorados por parte de los sportinguistas, que parece que han reconocido que, sin él, a pesar de todo, el equipo habría caído aún en más ocasiones, si es que es posible. 

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