El Sporting ha ido perdiendo la identidad partido tras partido, hasta llegar al punto de que nadie conozca al equipo. Parece que los resultados llegan (aunque ahora ya ni siquiera eso), pero el juego es cada vez más inestable, desequilibrado e inconstante. Un ejemplo de que la continuidad que se buscaba a principio de temporada no está llegando, trayendo consigo partidos desesperantes para la afición rojiblanca. 

Sin embargo, es necesario saber qué es exactamente lo que ocurre. Por qué con una de las mejores plantillas de la categoría, el equipo no llega a mostrar la cara que debería ante estos primeros partidos de liga. Lo cierto es que después de encajar un gol, el equipo se queda bloqueado, sin recursos, incapaz de remontar el partido al más puro estilo del Sevilla en la Champions esta semana. 

Uno de los principales culpables y señalados por El Molinón puede ser Paco Herrera. El técnico sportinguista es incapaz de reaccionar frente a la adversidad de haber encajado un tanto. Con una estadística tan desoladora, de cero goles por cada gol encajado, parece imposible que la afición continúe confiando en él. Todos parecen ver que el equipo necesita un cambio de sistema. Todos menos él. Y eso provoca desesperación entre los seguidores. En el partido contra el Cádiz, para gusto de muchos, falló la reacción. Un cambio de sistema quizás habría provocado que los jugadores despertasen y que el club enemigo pudiese terminar con su dominio. Pero no llegó. Aún así, no sólo se trata de los goles en contra. Los propios del Sporting también suponen un revés. El equipo se encierra atrás y no es capaz de mantener el resultado. Está a la orden del día de cada jornada. 

Por otro lado, parece que la actitud de los jugadores tampoco es la adecuada. Bajan los brazos demasiado rápido, lo que vuelve a hacer recordar de nuevo a aquel equipo de 2015 que no daba un balón por perdido. Muchos piensan que se vive anclado al pasado, pero no es así. El principal problema es que se considera eso como fútbol. Porque lo es. Ojalá el Real Sporting de Gijón vuelva a ser lo que era, a encontrarse, y de la mano de un gran técnico como es Paco Herrera.