Confianza total en las prestaciones del defensa madrileño. Un central curtido en mil batallas, la contribución en las tareas defensivas del zaguero rojiblanco está siendo clave en los sistemas de juego del equipo. Desde su incorporación a la dinámica del conjunto gijonés, Álex Pérez se ha ganado el puesto de imprescindible como central titular, siempre acompañado del también incuestionable Barba, conformándose el bloqueo rojiblanco que tan buenos resultados ha dado en numerosos encuentros de la presente temporada.

Su fortaleza física, además de su facilidad para el corte y recuperación del esférico, le han convertido en una pieza fija desde su llegada el pasado verano desde el Real Valladolid. Con su regularidad en las tareas defensivas, ha logrado posicionarse por delante de sus compañeros en las preferencias de los entrenadores que, hasta el momento, han ocupado el banquillo sportinguista. Ni Quintero, que partió como titular en el primer encuentro en Alcorcón, ni Xandao, han logrado rebatar la posición a un zaguero que está llamado a ser insustituible en el futuro cercano del equipo.

Su aterrizaje en Gijón fue una petición expresa de Paco Herrera, que ya era conocedor de sus cualidades por su etapa anterior en la ribera del Pisuerga. Aunque ya estaba disponible para la primera fecha liguera, no sería hasta la jornada dos contra el Lugo cuando se oficializó su debut con el Sporting. La victoria en El Molinón contra el Lugo sería el desencadenante de lo que vendría después, ya que su ubicación en el campo como central derecho sería inamovible en los esquemas posteriores.

Únicamente un encuentro se impondría en el camino de su titularidad, aunque por razones físicas y no por una decisión técnica. 18 partidos disputados, en los que ha sumado 1.545 minutos, convirtiéndose en uno de los jugadores más utilizados de la plantilla. Tanto con Paco Herrera como con Rubén Baraja, la decisión ha estado y parece estar clara, lo que pinta a que su continuidad en la alineación inicial para el 2018 será evidente.

Su larga envergadura (1,91 m) le permite ser una muralla infranqueable en los balones aéreos, una cualidad que combina a la perfección con su precisión en la intercepción y su velocidad para anticiparse a los rivales en la pugna por el esférico. Hasta el momento, ha sumado 91 recuperaciones, casi siempre finalizadas con una posterior y correcta distribución del esférico hacia sus compañeros, lo que facilita la salida del balón desde las posiciones más atrasadas. Intensidad en la presión para cortar las ofensivas rivales, pero siempre desde la limpieza y la corrección que deben caracterizar a un zaguero, ya que únicamente ha acumulado dos tarjetas amarillas en lo que va de curso.

Su aportación en la circulación del esférico es primordial, un aspecto en el que mantiene un buen nivel de precisión, con una efectividad del 69,1 % en los pases cortos, de un total de 664 distribuciones que ha acometido. Aunque su posición en el campo le mantenga alejado de las labores ofensivas del equipo, su habitualidad en las jugadas a balón parado le han convertido en un buen rematador, ayudado siempre por sus cuantiosos centímetros.

Mediante sus incursiones en el área rival, ha logrado conectar seis disparos en dirección a la portería enemiga, con la contribución de un gol, cosechado contra el Barcelona B en el Mini Estadi, aunque sin demasiada importancia, ya que solo significó la decoración del resultado para los suyos. Un tanto con el que ya ha igualado su marca goleadora de las últimas temporadas, dados sus registros anotadores, en los que el central madrileño ha acostumbrado a cosechar un gol en cada campaña que completa.

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Sobre el autor
Jorge García Cuesta
Estudiante de periodismo en la URJC