El experimentado jugador de 30 años lleva en el club asturiano desde la temporada 2016-2017 y podría decirse que no ha dado ni una pequeña parte del rendimiento que sin duda dio en el Athletic de Bilbao y por supuesto en el Deportivo Alavés.

Fue tardío el despunte de Viguera quien hasta la temporada 2013-2014 cuando paso al primer equipo del Alavés jugaba en la Segunda División B española con el Alavés B disputando ya algún partido con el primer equipo. La siguiente campaña podría decirse que fue la mejor de su carrera. Ser pichichi de Segunda con 25 dianas y ayudar a que tu equipo ascienda a Primera División fueron números, aparte de excelentes, más que suficientes para que el Athletic pagara un millón de euros para ficharlo.

Dos temporadas más tarde y 30 partidos a sus espaldas con los leones no le parecieron suficientes minutos para un jugador que venía de ser clave en un equipo que ascendía a primera y su siguiente destino fue Gijón. Tanto aficionados como directiva tenían puestas muchas esperanzas en un jugador al que se habían enfrentado en numerosas ocasiones y que sabían de su potencial. Pero además el delantero vasco llegó en un momento en el que el Sporting no podía fichar todo lo que quisiera y la afición sabia de sus números y lo recibió por todo lo alto

Desgraciadamente esas ilusiones se disiparon rápidamente al ver que el delantero no era ni una sombra de lo que había sido años anteriores. Los minutos de la “basura”, algún que otro partido ocasional y pocos partidos de copa después el jugador es uno de los que menos gusta a la afición al no dar ni un mínimo rendimiento en su tiempo en el Sporting. EL Pitu, que fue su primer entrenador en el Sporting, empezó confiando en el delantero de la que recaló en las filas rojiblancas pero poco tiempo tardo en mandarlo al banquillo o hacerle jugar muy poco.

Tres entrenadores y dos años más no han hecho más que renegar al banquillo o a la grada a un Viguera que por experiencia y números ni se esperaba que jugara tan poco, y que diera tan poco rendimiento en los minutos que se le ofrecieron para ganarse un puesto y a la afición asturiana.