De enero a diciembre, o lo que es lo mismo, en doce largos meses, pueden pasar un sinfín de cosas en el mundo del fútbol, y en este caso muchas de ellas pueden ser tanto positivas como negativas, algo que ha comprobado en sus propias carnes el Real Sporting de Gijón B, quien hace 365 días se encontraba en el pozo de la Tercera División asturiana, peleando por recortar una importante distancia de puntos con los primeros clasificados y un objetivo de ascender que quedaba muy lejos en el mes de diciembre. Tras empatar en Ceares, el cuadro rojiblanco fue capaz de enlazar ni más ni menos que la friolera de once triunfos consecutivos, o lo que es lo mismo, 33 puntos que devolvían al cuadro de José Alberto López a la pelea por la primera posición. Las dudas resurgirían al comienzo de abril, momento en el que se obtenía un empate en Avilés y a continuación el Real Oviedo Vetusta se imponía en Mareo siendo el primer visitante capaz de obtener puntos en el feudo sportinguista. Tras este traspiés llegarían cuatro triunfos frente a Llanes, Marino, L'Entregu y Tuilla para concluir en primera posición la temporada 2016-2017 en el grupo segundo de la Tercera División.

Sufrimiento para ascender

Pero ni mucho menos estaba todo el trabajo hecho, y es que por delante quedaba el tan temido playoff de ascenso a Segunda División B. Tras una larga temporada llegaba el momento más importante. Dos partidos, noventa minutos y un objetivo final: el ascenso por el camino corto. Al Sporting B le tocaría cruzarse en su camino con el UE Olot, disputándose el partido de ida en Mareo, donde el mazazo era enorme para los rojiblancos, que caían derrotados por 0-1 teniendo que apelar a la épica en tierras catalanas.

Más allá de tener que dar la vuelta al marcador, el filial rojiblanco comenzaba su viaje con problemas, puesto que un problema en el avión mantenía en tierra a los rojiblancos durante siete largas horas hasta que conseguía poner rumbo a Barcelona, donde al día siguiente jugaba una primera mitad fabulosa, yéndose al descanso ganando por un gol a cero, lo cual empataba la eliminatoria. Con todo igualado, un gol de los catalanes a quince minutos del final pondría contra las cuerdas a los sportinguistas, que tenían en los minutos finales ocasiones claras para ascender. Finalmente, el Olot era el encargado de sellar su pase a la categoría de bronce, teniendo el Sporting B que recorrer el camino largo para buscar llegar hasta la Segunda División B. Volando al día siguiente de vuelta a Asturias, el filial conocía que su próximo rival sería otro filial, en este caso el de la Unión Deportiva Almería.

El camino largo sonríe a los rojiblancos

Buscando evitar los problemas del viaje de ida, José Alberto López tomaba la decisión de no viajar en avión a Almería, poniendo rumbo a la tierra andaluza en bus, con las consiguientes diez horas de camino que tenían por delante, y que terminarían con un amargo sabor de boca para los sportinguistas, que veían como ni más ni menos que en el minuto 94 era el momento en que el Almería B conseguía anotar el gol que le entregaba el triunfo por 1-0. Por segunda vez consecutiva, el Sporting B se veía obligado a tener que remontar un marcador adverso para continuar vivo en su sueño de llegar a Segunda División B, pero en este caso todo sería diferente, puesto que el choque de vuelta se disputaba en Mareo, escenario que presentaba un ambiente de las grandes citas. Y el filial rojiblanco no falló, puesto que con un tanto de Isma Cerro en el minuto dieciocho y otro de Claudio Medina nada más arrancar el segundo tiempo, el cuadro sportinguista daba la vuelta al marcador para llegar hasta la tercera y última eliminatoria donde 90 minutos separaban a los rojiblancos de ascender.

Como colofón a la temporada, por fin el filial rojiblanco tendría suerte con los sorteos, puesto que le tocaba un viaje cercano, batiéndose en duelo con el Beasaín por un puesto en la categoría superior. En un campo pequeño, donde el calor apretaba y el público estaba muy encima, el filial rojiblanco conseguía salir vivito y coleando con un empate a dos goles que dejaba todo abierto para el partido de vuelta, donde no podían contar con Victor Ruiz, que era expulsado en territorio vasco, y con Isma Cerro, quien sufría un golpe de calor en la primera mitad. Y el gran día había llegado, puesto que el 25 de junio tenía lugar el partido de vuelta en Mareo, un escenario en el que se daban cita más de 3.500 personas, teniéndose que cerrar las puertas ante la imposibilidad de que entrara más gente. El ambiente perfecto comenzaría de la mejor forma posible, y es que un doblete de Claudio en quince minutos ponía el partido con 2-0 para el filial. Jon Ander recortaría distancias pasada la media hora y al borde del descanso Pablo Fernández sentenciaria el choque con el 3-1. Ya en la segunda mitad Javi Quintana a media hora del final metía al Beasaín en el partido, pero Claudio en el 86 y Rubén Sánchez en el 90 ponían el 5-2 con el que terminaba el partido, desatándose la locura en Mareo.

Verano largo y tedioso

Con todo el verano por delante, las salidas y entradas tendrían que estar a la orden del día, pero todo comenzaría cuando a dos días de iniciar la pretemporada José Alberto López renovaba su compromiso con el club rojiblanco, algo que también hacía el central Victor Ruiz. El camino estaría lejos de Gijón para jugadores como Juan Cifre o Rubén Sánchez, que hacían las maletas, mientras que también se iba Luismi Cabrales, y en forma de cesión se iban Álvaro García, Cris Montes y Ricky Menéndez al Langreo, David Ruiz al Gijón Industrial y Rubén Expósito al Real Avilés. Pero sin ninguna duda una de las bajas más importantes llegaría al término de la Copa Federación, cuando Jaime Santos tomaba la decisión de unirse al CD Mirandés, uno de los equipos referentes de Segunda B. Y hasta pocos días antes de comenzar el campeonato liguero no llegarían las incorporaciones, apareciendo el lateral Adri Montoro, procedente del Cornellá, Álvaro Traver desde el Levante B y Ánder Alday desde el Zamudio. 

Encuadrado en el grupo II de la Segunda División B, uno de los más complicados de toda la categoría, el filial rojiblanco comparecía en la primera jornada con un sinfín de dudas por resolver, consiguiendo valer el gol de Bertín para imponerse por 1-0 ante el Gernika obteniendo una importante victoria. En su primer desplazamiento, el filial mostraría una imagen maravillosa en uno de los campos más complicados del grupo, Anduva, cayendo por un gol a cero frente al Club Deportivo Mirandés. En su segunda salida consecutiva, el Sporting B doblegaba al SD Leioa por 1-2, enlazando a continuación otros tres triunfos consecutivos frente a Racing de Santander por 3-1, Peña Sport por 1-6 y CD Izarra por 3-1. De ahí en adelante siete victorias, tres empates y tres derrotas dejarían al filial rojiblanco al término de la primera vuelta del campeonato liguero en una maravillosa segunda posición con ni más ni menos que 39 puntos, soñando con terminar entre los cuatro primeros y con la salvación a punto de conseguirla. La próxima parada del equipo de José Alberto López será ante el Gernika, y por delante aparece un 2018 lleno de ilusiones.