Victoria sufrida del Sporting en el Molinón, en un encuentro que pasó por distintas fases. La emoción se permaneció intacta hasta el último segundo ya que, según afirmó el propio Baraja, el Sporting no supo matar el partido.

Durante los primeros 45 minutos, el equipo asturiano jugó con dinamismo, con transiciones rápidas (especialmente por la banda izquierda con numerosas incorporaciones al ataque de Isma López), con mucha intensidad por parte de todos los jugadores, bien plantado defensivamente… Todo esto llevó al Sporting a encontrarse ganando el encuentro por 2 goles a 0 en el minuto 18 de partido. Ambos goles nacieron de las botas de Isma López quien, con dos pases medidos desde el costado izquierdo, asistió a Carlos Castro en el primer tanto, y a Michael Santos en el segundo.

A lo largo de la primera parte el Córdoba tuvo pequeños tramos de dominio en los que, a pesar de mover bien el balón, no supo hacer daño a la defensa rojiblanca.

En el segundo tiempo, se produjo un inesperado cambio de guión. Durante los primeros minutos, el partido parecía seguir la misma dinámica de la primera parte pero, el gol del Córdoba en el minuto 49, sembró cierto nerviosismo y malestar entre los jugadores del conjunto asturiano. Cuando apenas transcurrían 9 minutos del gol del cuadro cordobés, Michael Santos volvió a marcar devolviendo la tranquilidad a la parroquia Sportinguista. Y, cuando todo apuntaba a un final de partido cómodo para los locales, el segundo gol del Córdoba en el minuto 62 devolvía esas dudas al Sporting. A partir de este gol, un Córdoba lanzado dominó el partido aunque con pocas ocasiones de gol (algunas claras en las que brilló Mariño). Con el conjunto andaluz volcado, el Sporting gozó de algún contraataque que no supo aprovechar. Con esta tónica se llegaba al final del partido.

Resumiendo, partido disputado en el que, algunos errores garrafales en defensa por parte del Sporting, pudieron suponer un disgusto en el Molinón. Un Sporting que realizó una gran primera parte, y un segundo tiempo en el que dejó bastante que desear.