Eran las seis de la tarde de un domingo, en la capital del Principado de Asturias. Pero no un domingo cualquiera, un domingo de derbi asturiano. Un derbi que llevábamos sin disfrutar desde hace catorce años. Dos aficiones entregadas se veían las caras tras mucho tiempo en el Carlos Tartiere.

Los dos técnicos habían medido cada palmo de su rival, y esperaban poder darle la gran alegría a su correspondiente afición. La polémica del estado del césped no afectó al desarrollo del encuentro, gracias a los 29 empleados de jardinería de ambos equipos.

Justo empate en los primeros 45 minutos

Los dos equipos saltaban al terreno de juego, dos aficiones se entregaban en cuerpo y alma defendiendo sus colores. Empezaba el partido y en el Carlos Tartiere se respiraba fútbol en estado puro.

El Real Oviedo comenzó como sus seguidores esperaban.Sin embargo, el Sporting daba la cara como podía, pues apenas gozaba de posesión del esférico. La primera ocasión llegaría tras una caída de Carlos Hernández (que molestó a la grada local, que pedía pena máxima), que desde el suelo vio como Mariño volaba para atajar el remate de Christian. 

Los gijoneses lo intentaban a la contra, sin ser muy eficientes. Tras un par de acercamientos de los dos equipos sin gran peligro, llegaba el minuto 21 de partido, que marcaría el devenir del encuentro. Le llegaba un buen balón a Santos, que se plantaba ante el meta local, que atajó el disparo del uruguayo en el mano a mano. Tras la parada y mil rechaces más, el balón se quedó muerto en el área y Jony lo envió al fondo de la red para poner el cero a uno.

Tras el tanto del extremo asturiano, el Sporting fue de menos a más y empezó a generar un buen juego. Pero Anquela sabía la debilidad que corría por la banda de Adrián Montoro, dada su poca experiencia, e hizo que Mossa fuera un correcaminos en el carril del veintiséis rojiblanco. Tal fue así, que el propio Mossa, arrancó una jugada en su banda, y tras una perfecta pared con Berjón, se metió en el área para poner el uno a uno con un gran gol.

El equipo azul y el equipo rojiblanco firmaron las tablas al descanso con un uno a uno, unas tablas justas viendo el nivel de juego y ocasiones ofrecido por ambos conjuntos.

Segunda parte para el Oviedo y el Olvido.

Los veintidós protagonistas volvían a saltar al terreno de juego para disputar los últimos 45 minutos que decidirían el resultado final. Pero hubo un factor que consiguió no dar lugar al planteamiento de Baraja para la segunda parte. Ese factor se llama Mossa. Otra vez él. En el minuto 46, tras una segunda jugada de córner, tiraba desde la frontal del área y anotaba uno de los goles de la jornada. Golazo local que daba la victoria al Real Oviedo por dos a uno. Doblete de Mossa, que estuvo impresionante.

Tras el gol de Mossa, los visitantes no consiguieron reaccionar. La buena presión sin balón de los de Anquela impedían que el juego visitante fuese fluido. Intentó darle explosividad, posesión y velocidad al juego Baraja metiendo en el campo a Santana, Mesa y Rubén García. Pero no le salían las jugadas a los rojiblancos, no conseguía rematar Santos, no conseguían centrar Jony y Canella y sobretodo, no conseguían generar ocasiones en línea de tres cuartos los pupilos de Baraja.

Ninguna acción destacable, excepto una clara ocasión de gol del Oviedo. Era el último minuto, Mariño subió a rematar un córner. La defensa lo despejó y Yeboah dejo sólo a Fabrinni ante la portería, pero llegó desde atrás como una moto Rubén García y le arrebató el cuero impidiendo que el Oviedo se colase en puestos de ascenso directo.

Tras la épica galopada de Rubén para impedir el tanto local, terminó el encuentro con dos a uno. Dicho resultado fue gracias a un héroe inesperado, el ex jugador del Nástic de Tarragona, Mossa.