"Ni antes éramos la última mierda que cagó Pilatos, ni ahora somos el Bayern Leverkusen". Sabias palabras que un genio cántabro de bigote poblado pronunció una vez. Manolo Preciado, un personaje irrepetible, solía dar en el clavo. Años después, esta maravillosa cita sirve para ejemplificar como se encuentra el Sporting de Gijón (y su afición, pasional como pocas) en la lucha por regresar a la élite del fútbol español.

¿Cómo convertir una fría noche de lunes en pura fantasía? ¡Qué le pregunten al Sporting! La calidad de Jony, un doblete de Michael Santos (en Málaga deben estar tirándose de los pelos) y la sobriedad mostrada por una pareja de centrales, Juan Rodríguez y Alberto Guitián, inédita hasta la fecha dan la victoria al cuadro gijonés en un campo tan complicado como es El Alcoraz, hogar de la Sociedad Deportiva Huesca.

Sufrimiento necesario

A pesar del resultado, que puede dar a entender una victoria plácida de los pupilos de Rubén Baraja, los primeros minutos fueron de claro dominio oscense. Sin generar ocasiones demasiado claras, es cierto, pero suficiente para, a partir de continuos centros laterales, poner de los nervios a la parroquia rojiblanca desplazada hasta el Alto Aragón y los miles de aficionados que se tuvieron que conformar con seguir el encuentro a través de su televisor. Que el partido se disputase un lunes a las nueve de la noche puede que tenga algo que ver…

La zaga rojiblanca aguantó estoicamente las acomentidas del Huesca en los primeros compases // Imagen: La Liga
La zaga rojiblanca aguantó estoicamente las acomentidas del Huesca en los primeros compases // Imagen: La Liga

Poco a poco se fue desperezando un Sporting que avisaba por medio de Jony. Hasta en tres ocasiones pudo anotar el cangués. No tocaba marcar, sino asistir. Desde que Jony aterrizase nuevamente en Gijón se vio como la conexión con Santos iba a dar muchas noches de gloria en El Molinón y lejos de él. Esta es la historia de una de esas noches. Centro desde el flanco zurdo y remate sutil del charrúa con la testa para éxtasis del banquillo asturiano. Letales.

Equipo y afición celebraron juntos el primer tanto // Imagen: La Liga
Equipo y afición celebraron juntos el primer tanto // Imagen: La Liga

Tras el gol, dominio visitante. Sin paliativos. El Huesca pedía a gritos el descanso mientras el Sporting disfrutaba sobre el verde. Curioso cómo en apenas unos minutos el devenir del juego se había invertido por completo. Cosas del fútbol.

La segunda mitad arrancó tal y como había acabado la primera. De hecho el Sporting pudo anotar el segundo hasta en tres ocasiones, dos de Jordi Calavera y una de Carlos Carmona. No fue así, lo que dejaba con vida al Huesca. Los hombres de Rubi, lejos de rendirse, estuvieron a punto de lograr el empate por medio del 'Cucho' Hernández. El colombiano, que regresaba tras lesión, estrelló el cuero en la madera.

La puntilla

Cuando parecía que podía llegar el empate azulgrana, Santos y su habilidad para no dar nunca un balón por perdido tumbaron definitivamente al Huesca. El segundo gol, propio de un delantero que jamás tira la toalla, cayó sobre el conjunto local como un jarro de agua fría, como un crochet del que nunca más se iba a levantar.

El Sporting supo entonces contemporizar el juego. Bien colocado y saliendo a la contra. Como mandan los cánones. Nano Mesa, que había entrado al terreno de juego minutos antes en detrimento de Santos, pudo sentenciar. No estuvo fino el canario.  Con la zurda, su pierna menos hábil, y a portería vacía envió el cuero directamente fuera.

Ya en la recta final, el Huesca echó el resto y pudo recortar distancias por medio de Ezequiel Rescaldani. No era el día. Diego Mariño, por sexta vez consecutiva, mantuvo su portería a cero hasta el pitido final y los tres puntos se fueron para Gijón.