Que el fútbol, por todo lo que engloba, es mucho más que un deporte puede parecer una obviedad en pleno 2.018. Sin embargo los detractores del deporte rey continúan apoyándose en los comportamientos incívicos que, en muchas ocasiones, se pueden ver en estadios de todo el mundo para atacar y menospreciar al fútbol.

Este mal, por desgracia, no afecta únicamente a las categorías profesionales, sino que, desde las altas esferas, se ha ido propagando, como si de una mala enfermedad se tratase, hasta contaminar lo que, en esencia, debería ser pureza y juego limpio, las categorías inferiores. ¿Quién no se ha sentido alguna vez avergonzado al presenciar como el padre de alguno de los jóvenes que se encuentran disputando un partido de fútbol increpa al árbitro o incluso a jugadores del equipo rival?

La única solución viable para acabar con este tipo de comportamientos en los recintos deportivos es la pedagogía. En este sentido, el Sporting de Gijón, por medio de la Fundación Escuela de Fútbol de Mareo, ha puesto en marcha una serie de charlas, bajo el título de "La influencia de los padres en el deporte", que pretenden concienciar a las familias de los jóvenes futbolistas acerca de los valores intrínsecos del fútbol y su importancia en la transmisión de estos a sus hijos.

Ribadesella y Vegadeo acogieron las primeras charlas de la Fundación el pasado mes de febrero y este martes le ha tocado el turno a la propia Escuela de Fútbol de Mareo. La iniciativa ha tenido una gran acogida entre las familias, que han abarrotado los salones para formarse y debatir con respecto a temas tales como la dificultad que supone ser padre de un deportista, la importancia de las familias para conseguir que los niños hagan deporte o las consecuencias tanto de una buena como de una mala gestión de la actividad deportiva desarrollada por los hijos. Aún queda mucho camino por recorrer, pero este tipo de proyectos, por insignificantes que parezcan, pueden suponer un primer paso.