Cuando menos te lo esperas, salta la liebre. Esto es lo que debió pensar el aficionado rojiblanco cuando, en menos de 24 horas, el club urcitano hacía públicos los fichajes de dos nuevos jugadores para la escuadra rojiblanca. El primero de ellos, Borja Fernández, de 36 años y procedente del fútbol indio, firmaba para lo que resta de temporada. Poco después se hacía oficial la incorporación de Javi Álamo, con 29 primaveras en su haber, que llegaba de Osasuna tras no haber contado con minutos suficientes para estar satisfecho con su estancia en el club navarro.

El primero a priori reforzará el centro del campo, aportando contención y veteranía, algo que sin embargo con la renovación de Vélez, el ascenso de Joaquín (renovado hasta 2020) y las fichas de los casi inéditos Diamanka y Azeez, parecía más que cubierto, pero nunca vienen mal los atributos que puede aportar un jugador de su categoría. Álamo por su parte reforzará la banda derecha, habiendo funcionado tanto de carrilero como de extremo, y que podría suplir la más que posible salida de Iago Díaz de la disciplina almeriensista.

Sin embargo, se habla de más supuestas llegadas para rearmar posiciones en las que no se ha obtenido el rendimiento esperado o de las que se podrían prever salidas. Casos como los de Chuli, Ximo y Puertas, quienes podrían estar buscando equipo, hacen que el aficionado rojiblanco se pregunte por las llegadas al conjunto capital de la provincia al sureste de España. Y sobre todo, si estas llegadas (con sus respectivas salidas) serán la solución para la situación en la que se encuentra el club sumergido. Una situación nunca antes vivida, y que a un amplio sector de la afición rojiblanca mantiene en vilo mientras jornada tras jornada se consuman nuevas derrotas, y lo peor es que se producen dejando una pésima imagen sobre el terreno de juego.

La pasada temporada, las llegadas en el mercado invernal supusieron una revolución que acabó con la salvación de la categoría. Actualmente solo dos nombres ocupan el apartado de llegadas, mientras se conoce la salida del talentoso Iván Sánchez (al igual que ocurrió con Alex Quintanilla) hacia Albacete en busca de los minutos con los que no contó bajo el mando de los entrenadores que por banquillo rojiblanco se han ido sucediendo. El equipo manchego se hace con sus servicios hasta el final de la presente campaña, teniendo una opción final de compra por el jugador jienense.

Las cartas se encuentran sobre la mesa, y el equipo está donde está por méritos propios. El mercado invernal puede suponer un punto de inflexión al que debe agarrarse la UD Almería de querer poner remedio a su situación, pero aferrarse a unas cuantas incorporaciones para alcanzar la orilla no debe ser el único salvavidas del conjunto indálico, ya que si no vienen acompañadas de un cambio de actitud, de mostrar amor por unos colores y por una afición que se echa las manos a la cabeza, el barco puede correr la misma suerte que el indestructible Titanic a final de temporada.